Aquí encontrarás mucho más que yoga: tiempo para respirar, comer bien, conectar con gente de todo el mundo y descubrir qué es la paz en las colinas de Nepal.
La primera mañana aquí me desperté con el canto de los pájaros—sin ruido de tráfico, solo ese suave murmullo de las colinas detrás de la casa. El aire tiene esa frescura que solo se siente en altitudes altas; te despierta antes que la alarma. Nuestro profesor de yoga, Sushil, nos recibió con una sonrisa y una taza de té de jengibre (de verdad, picante y reconfortante). Las clases empiezan temprano, pero la verdad es que, tras un par de días, el cuerpo se adapta al ritmo sin esfuerzo.
Las sesiones de yoga son en una terraza abierta con vistas al Parque Nacional Shivapuri. A veces se siente el aroma del incienso del pequeño santuario cercano o se escucha a alguien cantando en voz baja mientras pasa camino al trabajo. Las comidas vegetarianas son sencillas pero contundentes—dal bhat casi todos los días, a veces con espinacas frescas o encurtidos caseros. Entre clases, nos sentábamos afuera a charlar con otros huéspedes de Alemania o Japón, compartiendo historias de caminatas o avances en la meditación.
Un día que recuerdo especialmente fue cuando nuestro guía organizó una charla grupal sobre cómo integrar el yoga en la vida diaria. No fue un sermón, sino una conversación sincera sobre el estrés y el equilibrio. También hay sesiones de musicoterapia (yo nunca había probado los cuencos tibetanos; las vibraciones realmente cambian tu estado mental) y cantos de mantras por la tarde. Para la segunda semana, sentía cómo mis hombros se relajaban y mi mente se calmaba. Si buscas un reinicio, no solo físico sino mental, este lugar te llega al alma de la mejor manera.
¡Claro! Todos los niveles son bienvenidos—los instructores adaptan las clases según la experiencia y cada uno avanza a su ritmo.
Sí, todas las comidas están incluidas. Te servirán platos vegetarianos saludables—como dal bhat, verduras frescas, arroz y frutas locales.
¡Sí! Los niños pequeños pueden venir (se permiten cochecitos) y también están permitidos los animales de servicio.
El retiro es fácil de alcanzar en transporte público o taxi—está a unos 30 minutos de Thamel, según el tráfico.
Tendrás clases diarias de yoga, meditaciones guiadas todos los días, una terapia detox yoguica durante la estancia, charlas grupales sobre yoga y equilibrio vital, musicoterapia con cantos de mantras por la tarde, además de 20 noches de alojamiento y todas las comidas incluidas.
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