Recorre el colorido barrio de La Merced en Oaxaca con una cocinera local, compra productos frescos y orgánicos en el mercado, prueba antojitos en el camino y luego cocina juntos platillos vegetarianos clásicos, incluyendo mole y postre. La clase termina compartiendo el almuerzo y dando gracias, un recuerdo cálido para llevar contigo.
¿Alguna vez te has preguntado cómo huele realmente un mercado oaxaqueño a las 10 de la mañana? Yo no, para ser sincero, hasta que nuestra guía me entregó una canasta tejida de chiquigüite y me ató un delantal. Salimos rumbo al barrio de La Merced—casas de piedra rosa y verde por todos lados, iglesias antiguas asomándose detrás de jacarandas. La gente nos saludaba al pasar, y nuestra cocinera (todavía recuerdo su risa) saludaba a cada tercera persona. Conocía a todos. El aire estaba cálido pero sin ser pesado, con ese olor terroso que queda después de la lluvia de la noche anterior.
El mercado era un caos encantador—vendedores anunciando precios, niños corriendo entre los puestos, alguien asando algo con olor ahumado cerca (no para nosotros vegetarianos, pero igual). Nuestra guía señaló unas flores de calabaza pequeñitas que nunca había visto y me dejó intentar pedirlas en español—se rió cuando me trabé con “flor de calabaza.” Probamos algunos antojitos ahí mismo: chapulines crujientes (yo pasé), y una agua de jamaica con un toque ácido que se me quedó toda la mañana. Comprar ingredientes con alguien que realmente conoce a los productores es otra cosa, no es lo mismo que solo mirar.
De regreso en su cocina—a solo unas cuadras—pusimos todo sobre la mesa. Ella explicó cada platillo despacio, dejándonos tocar las especias y oler las hierbas frescas antes de empezar a picar. Me manché las uñas con pasta de mole (¡mancha un montón!) y traté de no cortar mal los nopales. El almuerzo se fue armando poco a poco: primero la ensalada, luego el plato fuerte cocinándose en una estufa de barro mientras nos reíamos de mis habilidades con el cuchillo. Incluso hubo postre—una sorpresa dulce hecha con fruta local—y todos dimos gracias antes de comer. Fue como ser parte de algo más antiguo que cualquier libro de recetas.
De vez en cuando aún recuerdo esa mesa—cómo todos compartían la comida sin prisas ni complicaciones. Si tienes curiosidad por la cocina vegetariana oaxaqueña o simplemente quieres ver cómo hacen las cosas aquí, esta es probablemente la experiencia más auténtica sin tener que mudarte al barrio. Yo me fui lleno y feliz, con un leve aroma a epazote que me acompañó horas después.
Sí—es práctica pero relajada, con guía constante de una cocinera local.
No—todas las recetas son estrictamente vegetarianas con productos frescos locales.
El tour es por el barrio de La Merced y su mercado tradicional en Oaxaca.
Sí—el almuerzo está incluido y se prepara en conjunto durante la clase.
Sí—pueden participar bebés y niños pequeños; se aceptan cochecitos.
Sí—la clase incluye bebidas alcohólicas, además de agua y snacks.
Sí—conocerás a algunos productores que venden verduras orgánicas de pueblos cercanos.
Sí—el punto de partida es accesible en transporte público.
Tu día incluye agua embotellada, snacks durante el paseo por el mercado, todo el equipo y materiales para cocinar, además del almuerzo con bebidas—incluyendo alcohólicas—que compartirás después de preparar juntos tu comida vegetariana oaxaqueña.
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