Degusta Roma de noche en el Gueto Judío y Campo de’ Fiori, probando desde alcachofas fritas hasta pizza fresca, embutidos, tiramisú, espresso y gelato, con vino y cerveza incluidos. Historias que se quedan tanto como los sabores y una nueva forma de amar la Roma nocturna.
“Prueba esto: carciofo alla giudia,” sonrió nuestro guía Marco, mientras me pasaba un alcachofa crujiente y aún humeante, recién salida de la freidora en el Gueto Judío de Roma. Nunca había probado algo así: un sabor terroso, salado y ese crujido casi floral que se quedaba en la boca. La plaza a nuestro alrededor vibraba con locales paseando en la noche; se olía la masa frita y se escuchaban los platos chocando en pequeñas trattorias escondidas entre muros centenarios. Pensaba en lo distinto que se sentía este rincón de Roma tras el anochecer: más tranquilo, pero a la vez más vivo.
Deambulamos desde el Gueto hacia Campo de’ Fiori, mientras Marco señalaba inscripciones hebreas desgastadas sobre las puertas de panaderías y cómo la luz iluminaba las ruinas del Pórtico de Octavia. En una panadería que él llamó “la mejor de Roma” (y, sinceramente, le creí), probamos pizza margherita con una cerveza fría. Nos explicó por qué la pizza romana es más fina que la napolitana; asentí, aunque me distrajo el aroma de la masa fermentando. En un momento, en la plaza, la risa de alguien rebotó en las piedras y fue uno de esos instantes en que todo encajaba: compartir comida con desconocidos que de repente ya no lo eran.
No esperaba aprender tanta historia entre bocado y bocado: por qué Campo de’ Fiori tiene esa estatua tan intensa o cómo Julio César encontró su final cerca de Largo di Torre Argentina (confieso que me dio escalofríos estar allí de noche). Entre embutidos y una copa de vino tinto, Marco nos habló de filósofos que perdieron la vida por ideas que hoy damos por sentadas. Se hizo un silencio breve. Luego alguien dejó caer el tenedor y todos nos reímos de nuevo.
La parada para el tiramisú fue peligrosa (me decanté por el de pistacho, sin arrepentimientos), y cuando llegamos a Piazza Navona para un espresso y un helado, mis pies estaban cansados pero la cabeza llena—de lo bueno. Sigo recordando ese primer bocado de alcachofa cada vez que paso por un mercado en casa. Si buscas un tour gastronómico en Roma que se sienta como pasear con amigos y que te deje historias para googlear después, este es el indicado.
El tour dura aproximadamente 4 horas.
Sí, hay opciones vegetarianas si se avisa con antelación al reservar.
No, no incluye recogida; el punto de encuentro se puede alcanzar en taxi o transporte público.
Probarás más de 10 degustaciones, como carciofo alla giudia (alcachofa al estilo judío), pizza margherita, embutidos, quesos, pasta, tiramisú, espresso y gelato.
Sí, incluye vino, cerveza y refrescos durante toda la noche.
No, no se recomienda para quienes tienen dificultades para caminar debido a la cantidad moderada de desplazamiento a pie.
No, este tour no puede adaptar dietas veganas ni libres de gluten o lácteos.
El punto de encuentro es frente a la fuente de las tortugas en Piazza Mattei, dentro del Gueto Judío de Roma.
Tu noche incluye paseos guiados por barrios históricos con un experto local; más de 10 degustaciones distintas como especialidades romano-judías, pizza margherita con cerveza, embutidos y quesos de alta calidad maridados con vino italiano; paradas para tiramisú en varios sabores; espresso en una clásica cafetería romana; gelato orgánico; además de opciones vegetarianas si se solicitan con anticipación—todo acompañado de historias que no encontrarás en ninguna guía.
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