Subirás a las colinas de Florencia para una clase casera de pasta y gnocchi en una villa del siglo XVI que aún se vive. Prepárate para un café de bienvenida, galletas, amasar junto a locales como Francesca y Gaia, pausas con Prosecco y compartir tu comida casera con vistas a la ciudad. Es divertido, cálido y un poco desordenado — seguro te irás con harina en la ropa y quizás un par de amigos nuevos.
Subimos por la carretera serpenteante que sale de Florencia, la ciudad se hacía pequeña detrás de nosotros, y no podía creer que realmente iba a la casa de alguien para una clase de pasta. Francesca nos recibió en la puerta con una sonrisa tranquila y una bandeja con tazas pequeñas de café. La villa es antigua, pero no como un museo, sino que se siente el aroma a harina en el aire y hay cuadros por todos lados. Gaia me ofreció una galleta antes de que pudiera dejar la mochila. Me gustó ese detalle.
La palabra clave aquí es “clase de cocina de pasta en Florencia”, pero honestamente, no se parecía a ninguna clase que haya tomado antes. Empezamos rompiendo huevos sobre la harina directamente en la mesa (más de uno terminó en mis manos que en la masa). Francesca nos enseñó a pellizcar y doblar los cappellacci — dijo que su abuela le enseñó ese movimiento especial. Tommaso sirvió Prosecco mientras intentábamos pronunciar “bruschetta” correctamente; Li se reía de mi acento. Sonaba música en algún lugar, quizás la radio de la cocina, mezclada con el canto de los pájaros afuera.
Hacer gnocchi fue más desordenado de lo que esperaba — la masa suave se pegaba por todos lados, las papas aún calientes de la cocción. Luisa nos contó historias de su infancia en los alrededores mientras formábamos pequeñas bolitas. Las salsas cocinaban lentamente mientras poníamos la mesa juntos, con la luz del sol entrando por esas grandes ventanas antiguas. Comer lo que habíamos hecho se sentía diferente: tal vez porque todos habíamos puesto las manos en la masa (literalmente), o quizás porque la Toscana volvía a hacer su magia. Aún recuerdo esa mantequilla de salvia.
Sí, el traslado ida y vuelta desde el centro de Florencia está incluido.
Prepararás dos formas: cappellacci y espaguetis, además de gnocchi de papa.
Sí, comerás toda la pasta y gnocchi que prepares como tu comida.
Se lleva a cabo en una villa en las colinas de Florencia, a unos diez minutos del centro.
Al llegar tendrás café o té, Prosecco durante el aperitivo, agua embotellada y vino con la comida.
Sí, todas las áreas y el transporte son accesibles para sillas de ruedas.
Sí, los bebés pueden venir acompañados de un adulto; también se permiten cochecitos.
No, no hace falta experiencia — los anfitriones te guían en cada paso.
Tu día incluye traslado ida y vuelta desde el centro de Florencia hasta la villa en las colinas, café y galletas de bienvenida para empezar con calma, todos los ingredientes y utensilios para hacer pasta fresca con huevo y gnocchi de papa a mano (con ayuda del equipo de Francesca), muchos aperitivos como bruschetta con tomate y albahaca, copas de Prosecco durante la clase, y luego sentarse juntos a almorzar o cenar todo lo que cocinaste — bebidas incluidas antes de regresar a la ciudad.
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