Entrarás en las históricas caballerizas de Quedlinburg, aplastarás semillas de mostaza con las manos, probarás al menos tres variedades frescas (incluidas algunas que probablemente no hayas probado antes) y charlarás con locales que dominan su arte. Será una experiencia que recordarás cada vez que abras un frasco en casa.
Lo primero que me llamó la atención fue el aroma — intenso, casi herbáceo, que salía de las viejas caballerizas Dippe antes de entrar. Nuestro guía, el señor Fischer, nos saludó con un delantal amarillo mostaza y una sonrisa. Empezó a contarnos cómo este lugar antes resonaba con cascos de caballos en vez de risas. Intenté imaginarlo, pero me distraje con las filas de pequeños frascos alineados como soldados sobre las mesas de madera.
Aprendimos que la mostaza no es solo para las salchichas (aunque, sinceramente, les va de maravilla). El señor Fischer nos dejó aplastar algunas semillas entre los dedos — las amarillas eran suaves y dulces, pero las marrones dejaron un cosquilleo picante en la lengua. Bromeó diciendo que antes la gente usaba la mostaza como remedio para los resfriados. No sé si hablaba en serio o solo quería que probáramos más muestras. De cualquier forma, repetí sin dudar.
La degustación fue mi parte favorita de la excursión en Quedlinburg. Había una mezcla con hierbas que me recordó a los campos en primavera después de la lluvia — quizá suene poético, pero así lo sentí. Mi pareja intentó pronunciar “Senf” correctamente; la señora Li, que estaba detrás del mostrador, se rió y lo corrigió con cariño (eso no lo olvidará jamás). Al final, todo el grupo terminó compartiendo anécdotas sobre comidas raras que habíamos probado viajando.
Después pudimos comprar lo que quisiéramos en la tienda de la fábrica — yo me llevé un frasco para mi padre, que le pone mostaza a todo. La visita no fue lujosa ni apresurada; solo trabajo honesto y sabores auténticos en un lugar donde aún se siente la historia bajo los pies. A veces, en casa, vuelvo a oler ese aroma picante y recuerdo lo sencillo que fue sentarnos juntos a probar cosas nuevas.
Sí, todas las áreas y superficies son accesibles para sillas de ruedas.
Puedes degustar al menos tres tipos de mostaza durante la visita.
Sí, bebés y niños pequeños pueden participar en cochecitos o carriolas.
El tour se ofrece tres veces por semana: martes, viernes y sábado a las 11:00.
Sí, al final del tour puedes comprar mostaza, pasta de chile y sal con hierbas en la tienda de la fábrica.
No, no se recomienda para personas con alergia a la mostaza.
Sí, los animales de servicio están permitidos durante el tour.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del lugar.
Tu visita incluye una introducción guiada a la histórica fábrica de mostaza de Quedlinburg, ubicada en antiguas caballerizas, degustación práctica de al menos tres mostazas frescas con consejos de expertos locales, acceso a baños durante toda la estancia y tiempo para explorar o comprar productos directamente en la pequeña tienda de la fábrica antes de partir.
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