Estirarás la masa y rellenarás los moldes junto a un chef lisboeta, descubrirás por qué los pasteis de nata son el dulce favorito de Portugal y probarás tus creaciones recién salidas del horno. Prepárate para reír mientras tomas café o oporto y salir con los dedos pegajosos y nuevas historias que contar.
“Si quemas la crema, solo di que está ‘extra caramelizada’, así lo decía siempre mi abuela”, nos sonrió el chef mientras nos poníamos el delantal en una cocina luminosa escondida tras una vieja puerta con azulejos azules en Lisboa. Había pasado por esa calle antes, pero nunca había visto el cartel de la pastelería; curioso cómo a veces no ves lo que tienes justo delante hasta que alguien local te lo señala. El aire olía a leche tibia y canela, y para ser sincero, ya tenía hambre antes de empezar.
Nos pusimos manos a la obra: estiramos la masa, espolvoreamos harina por todas partes (yo me pasé un poco), y rompimos huevos mientras nuestra guía nos contaba sobre los monjes que crearon estas tartas hace siglos. Tenía una forma genial de mezclar historia con bromas, como cuando intentó enseñarnos a pronunciar “pastel” en portugués. Li se rió cuando lo intenté repetir; seguro que lo hice fatal, pero a nadie le importó. La palabra clave aquí es pasteis de nata, pero lo que más me quedó fue la sensación pegajosa de la crema entre los dedos y el crujido de las capas de masa al darle forma en los moldes.
Mientras horneábamos, nos sentamos alrededor de una mesa pequeña tomando café (y un poco de oporto para quien quiso). El chef nos contó historias del barrio antiguo de Lisboa, esas que no encuentras en Wikipedia, y nos explicó que la receta original sigue siendo un secreto. El aroma del horno se hacía más intenso y dulce, llenando todo el espacio. Cuando por fin probé mi propio pastel, aún caliente y espolvoreado con canela, pensé: son más desordenados de lo que parecen en las fotos, pero mucho mejores recién hechos. A veces aún recuerdo esa primera mordida, ¿sabes?
La clase se lleva a cabo en el barrio histórico de Lisboa, donde se crearon los primeros pasteis de nata.
Sí, todas las áreas son accesibles para sillas de ruedas y los bebés o niños pequeños pueden participar con cochecitos o sillas de paseo.
No, no se requiere experiencia; el chef guía a todos paso a paso desde cero.
Incluye agua embotellada, café o té, y bebidas alcohólicas.
Nadie fuera de la pastelería original tiene esa receta, pero aprenderás una versión sencilla con un chef experto.
No se especifica la duración exacta, pero cubre la preparación de la masa y la crema, el horneado y tiempo para bebidas e historias mientras se hornean las tartas.
Tu experiencia incluye todos los ingredientes para hacer pasteis de nata desde cero junto a un chef local en el barrio histórico de Lisboa. Durante la clase te ofrecen agua embotellada, café o té, y también vino o oporto, antes de probar tus pasteles recién horneados.
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