Probarás cuatro vinos distintos del Tri-Veneto —incluyendo Prosecco y Valpolicella— acompañados de auténticos cichetti mientras recorres los animados mercados y las históricas salas gastronómicas de Padua. Es una forma relajada de sumergirte en la cultura local del vino justo donde sucede.
Lo primero que noté al adentrarme en las calles antiguas de Padua fue el tenue aroma a pan recién horneado que salía de una panadería cerca de la Piazza delle Erbe. Nuestro guía, Marco, nos recibió con una sonrisa y nos llevó directo a una pequeña enoteca escondida entre puestos de fruta y carritos de flores. El lugar tenía un aire acogedor: botellas de vino apiladas hasta el techo, locales charlando mientras tomaban un espresso en la barra. Empezamos con un Prosecco fresco y burbujeante, acompañado de un bocado de baccalà mantecato sobre pan tostado. Marco nos explicó que este vino espumoso proviene de las colinas justo al norte, y hasta nos señaló la región en un mapa desgastado detrás del mostrador.
Luego paseamos por Sotto Salone, bajo esos antiguos arcos de piedra que han sido testigos de siglos de días de mercado. Allí probamos Soave, un vino blanco que evocaba las tardes de verano, y picamos pequeños cichetti: flores de calabacín fritas y diminutas albóndigas. El aire olía suavemente a quesos y embutidos de los puestos cercanos. Mientras caminábamos, Marco compartía historias sobre cómo maridar estos vinos con platos locales y por qué la temperatura de servicio es clave (él juraba que los tintos ligeramente fríos son la mejor opción). Nuestra última parada fue para degustar Valpolicella y Refosco, tintos más profundos con notas terrosas, servidos junto a aceitunas y quesos intensos. Para entonces, la plaza afuera vibraba con charlas nocturnas y el tintinear de copas.
¡Por supuesto! El guía explica todo con palabras sencillas, no necesitas conocimientos previos. Aprenderás mientras degustas.
Sí, siempre hay bocados vegetarianos como verduras fritas o snacks a base de queso. Solo avisa a tu guía sobre tus preferencias.
La experiencia suele durar alrededor de dos horas, aunque puede variar según el ritmo del grupo y las preguntas.
Sí, los animales de servicio son bienvenidos durante toda la excursión.
Tu paseo incluye degustaciones de cuatro vinos regionales del Véneto (Prosecco, Soave, Valpolicella, Refosco) además de varios aperitivos locales pequeños —piensa en cichetti clásicos como baccalà mantecato o verduras fritas. Los guías comparten historias y consejos durante el recorrido. El transporte público está cerca si lo necesitas, y se acepta todo nivel de condición física.
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