Recorre los barrios más antiguos de Madrid con un guía local, probando tapas clásicas y vermut en tabernas históricas. Aprende a escanciar sidra asturiana, pasea junto a palacios reales y plazas animadas, y termina compartiendo gambas al ajillo donde nacieron. Cada parada trae sabores nuevos y recuerdos que querrás guardar.
No esperaba que el primer sorbo de vermut en Madrid me trajera tanta nostalgia, aunque era mi primera vez aquí. Nos apretujamos en una taberna antigua cerca de Puerta del Sol, con las paredes llenas de fotos amarillentas y un aroma a ajo y vinagre que impregnaba todo. Nuestra guía, Marta, sonreía mientras nos explicaba cómo hacen el “tapeo” los locales (seguro que lo escribo mal). Nos pidió aceitunas y unas anchoas pequeñitas que me daban un poco de respeto, pero desaparecieron en un instante. El lugar era ruidoso, pero de ese modo que te hace sentir vivo: risas rebotando en los azulejos, alguien discutiendo de fútbol en la mesa de al lado.
La siguiente parada fue un local asturiano que antes fue un establo para caballos — aún se veían los pesebres de piedra en una pared. El dueño nos enseñó a escanciar la sidra desde muy arriba (yo lo intenté y acabé mojando todo), y comimos una fabada tan contundente que casi olvido que aún nos quedaba camino. Marta nos contó historias del pasado real de Madrid mientras caminábamos hacia el Palacio Real — piedras bajo los pies y las farolas encendiéndose. Hay algo en ver esos edificios majestuosos al atardecer que hace que la historia se sienta más cercana. O quizás era el efecto del vino.
Entramos en otro bar para más tapas — esta vez con un cóctel de vino que los locales adoran (no recuerdo el nombre, pero sabía a verano). La Plaza Mayor brillaba dorada bajo las luces; Marta nos señaló dónde solían celebrarse las corridas de toros justo en la plaza. Intenté imaginarlo, pero me distraje con un grupo de adolescentes practicando flamenco cerca — sus zapatos marcando ritmos sobre las piedras.
La última parada fue un local familiar abierto desde 1906. Llegaron unas gambas al ajillo humeantes, bañadas en aceite de oliva. Dicen que aquí inventaron las gambas al ajillo, ¿será verdad? Yo prefiero creerlo. Brindamos con otra copa de vino y compartimos historias con dos hermanas de Sevilla que se unieron al grupo — de esas noches en las que los desconocidos parecen amigos por un rato. Volver caminando por Puerta del Sol pasada la medianoche se sentía distinto; quizás era el estómago lleno o algo que no sé explicar.
El tour incluye varias paradas durante la tarde-noche; calcula unas 3-4 horas en total, contando los paseos entre sitios.
Sí, se incluyen cuatro bebidas: vermut, sidra asturiana, un cóctel de vino y vino con las gambas al ajillo.
El tour se adapta para vegetarianos, pescetarianos, dietas sin gluten (excepto celíacos), sin lácteos y embarazadas si avisas después de reservar.
Sí, visitarás tanto Plaza Mayor como Puerta del Sol durante el paseo histórico guiado.
No incluye recogida en hotel; el punto de encuentro es céntrico, cerca de Puerta del Sol.
Los bebés pueden participar si van en brazos de un adulto; no se recomienda llevar cochecitos por las rutas a pie.
Sí, el guía comparte historias sobre el pasado real y las tradiciones culturales mientras caminan entre paradas.
Tu tarde incluye cuatro paradas para probar nueve tapas diferentes acompañadas de cuatro bebidas locales como vermut y sidra. Un guía local en inglés te llevará por bares históricos y disfrutarás de un paseo con historia por el centro de Madrid, pasando por lugares emblemáticos como Plaza Mayor y Puerta del Sol, para acabar la noche sintiéndote parte del pulso de la ciudad.
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