Recorrerás los senderos de fincas en Monteverde con un guía local, probando café recién tostado, chocolate caliente con sabores únicos y jugo de caña natural, justo donde se producen. Tocarás las plantas y escucharás historias de quienes crecieron aquí. Es una experiencia relajada y práctica que te dejará pensando en esos sabores mucho tiempo.
Íbamos ya a mitad del camino de cemento cuando el aroma a café tostado me sorprendió — con un toque a nuez y un poco intenso, nada que ver con el que preparo en casa. Nuestro guía, Diego, nos llamó junto a una fila de plantas con hojas brillantes. “Toca las hojas”, dijo, y lo hice — eran más duras de lo que imaginaba, casi como enceradas. Se rió cuando mi amiga intentó decir “cacao” con acento español (no le salió bien). El sol se escondía y salía entre las nubes, pero daba igual porque el sendero era tan liso que cualquiera podía andar: mamás con cochecitos, un chico con muletas, hasta una pareja mayor que iba despacito.
Nunca había visto una mazorca de cacao abierta. Por dentro parecía de otro mundo — pulpa blanca alrededor de semillas oscuras. Diego nos dio un poco para probar; dulce y ácido al principio, nada que se pareciera al chocolate aún. Nos explicó paso a paso: cómo se secan los granos de café (con un olor a hierba fresca), cómo se exprime la caña (el jugo verde es dulce, pegajoso y frío). Hubo un momento mágico cuando sirvió chocolate caliente en tazas pequeñas y nos dejó probar sabores como coco, chile y piña. Aún recuerdo ese primer sorbo de chocolate oscuro 70% con sal marina.
Los niños corrían adelante pero siempre volvían por más muestras. En un rato me quedé solo mirando el vapor subir de mi taza mientras Diego contaba historias de la finca de su abuelo — se notaba que este lugar le apasiona de verdad. Al final probamos todo y terminamos en su tiendita, con los dedos pegajosos del jugo de caña. No esperaba reír tanto ni aprender tantos detalles sobre el café y el chocolate de Monteverde.
Sí, todos los senderos y áreas son accesibles para sillas de ruedas.
Sí, las familias pueden llevar cochecitos por los caminos de cemento.
Incluye degustación de café, chocolate caliente en varios sabores y jugo fresco de caña de azúcar.
No se especifica la duración exacta, pero cubre los tres procesos con sus degustaciones.
Sí, un guía certificado acompaña todo el recorrido.
Sí, los niños son bienvenidos y hay asientos especiales para bebés si se necesitan.
No, no se requiere calzado especial porque los senderos son de cemento.
Sí, hay una tienda donde puedes comprar café, chocolate y otros productos locales.
Tu día incluye caminatas guiadas por senderos de cemento aptos para sillas de ruedas y cochecitos, explicaciones prácticas de un guía local certificado sobre el café, cacao y caña de azúcar; degustaciones generosas de café caliente, jugo fresco de caña y varios tipos de chocolate; además de tiempo para visitar su tienda y llevarte productos artesanales antes de partir.
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