Recorrerás las calles vibrantes de Medellín probando arepas de chocolo y buñuelos de queso antes de brindar con Aguardiente en una fonda paisa llena de vida. Degusta empanadas con salsas locales y luego relájate en una finca cafetera con cena casera y Refajo mientras las luces de la ciudad brillan abajo—saldrás lleno y quizá un poco cambiado.
La van ya serpenteaba por las afueras de Medellín cuando me di cuenta de que había saltado el almuerzo a propósito—quizá no fue la mejor idea, pero el hambre hizo que esa primera arepa de chocolo supiera aún mejor. Nuestro guía, Camilo, me la pasó con una sonrisa y comentó algo de “vibras a pancake”—y no estaba equivocado. Los bordes crujían, el interior casi cremoso, y ese aroma suave a maíz que se quedaba pegado en los dedos. Intenté preguntarle a la vendedora cómo la hacía tan dorada; ella solo se rió y encogió los hombros como si fuera algo obvio.
Seguimos de puesto en puesto, cada uno más bullicioso que el anterior. Alguien me puso un buñuelo caliente en la mano—una bolita de queso frita que crujía por fuera y se derretía por dentro. Aquí es típico en Navidad, pero la verdad, yo los comería todo el año. Camilo bromeó diciendo que los mejores siempre están en lugares que uno ni nota por su cuenta. Nos mantuvo en movimiento (y riendo), señalando cómo cada quien come las empanadas a su manera—unos las bañan en ají, otros prefieren la salsa rosada. Probé ambas. Todavía no decido cuál me gusta más.
La noche se animó cuando entramos a una fonda paisa para tomar shots de Aguardiente—un licor con ese toque fuerte de anís que te sorprende. La música salía a la calle y la gente brindaba sin prisa. Lo acompañamos con butifarra picante (no sé si me encantó o solo me gustó el reto) antes de salir hacia lo que parecía otro mundo: una finca cafetera familiar en lo alto, con vista a las luces de la ciudad.
No esperaba que la cena se sintiera tan casera. La esposa del campesino sacó platos llenos de plátano maduro, guayaba y queso derretido—ella lo llamó postre, pero sabía más a comida reconfortante. También probamos Refajo (cerveza mezclada con Colombiana), que suena raro pero es perfecto después de tantos bocados salados. El aire allá arriba era más fresco, con un leve olor a tierra y flores de café; todavía recuerdo esa vista de Medellín mientras sorbíamos su “té de café” casero. Nunca había probado algo así—¿frutal, tal vez? Difícil de explicar. En fin, si buscas un tour gastronómico en Medellín que se sienta auténtico (y te deje satisfecho), este vale cada bocado.
El tour dura toda una tarde-noche de degustaciones y cena, incluyendo el traslado desde el centro de Medellín (unos 30 minutos ida y vuelta).
Sí, el servicio de recogida y regreso al hotel está incluido en la reserva.
Probarás arepa de chocolo, buñuelo, empanadas con varias salsas, butifarra picante, cena casera en finca cafetera, postre de plátano/guayaba/queso y más.
Este tour se enfoca en zonas poco turísticas a unos 30 minutos del centro para vivir una experiencia auténtica.
Sí—Aguardiente, Refajo (mezcla de cerveza y soda), cerveza colombiana y el “té de café” casero están incluidos.
No—las comidas incluyen carne, queso y gluten; no se recomienda para vegetarianos o veganos.
Un guía local profesional acompaña el tour y habla inglés durante toda la experiencia.
El grupo viaja junto en van o carro con el conductor/guía; el transporte está incluido en el precio.
Tu tarde-noche incluye recogida y regreso al hotel en Medellín, más transporte privado hacia barrios coloridos donde probarás antojitos callejeros con tu guía local. Todas las degustaciones—arepas de chocolo, buñuelos, empanadas con salsas—y bebidas como Aguardiente están cubiertas antes de subir a una finca cafetera familiar para cenar casero con postre y Refajo, y regresar satisfecho ya entrada la noche.
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