Camina entre cafetos cerca de Medellín, recoge cerezas maduras con agricultores locales, observa la tostación en una microtostaduría y degusta cafés premiados. Con recogida en hotel y guías apasionados, terminarás con los dedos pegajosos y quizás una nueva pasión por el café colombiano.
—¿De verdad escogiste esa? —sonrió Diego mientras levantaba la pequeña cereza roja que acababa de dejar caer en mi canasta. Me encogí de hombros —para mí parecía madura—, pero él negó con la cabeza y me mostró cómo las mejores casi brillan en la mano. La finca quedaba a unos 25 minutos de Medellín, pero se sentía como si hubiéramos llegado a un lugar más tranquilo, donde solo se escuchaban los pájaros y el crujir de las hojas bajo los pies. No paraba de oler el aire: había una dulzura terrosa que no encuentras en ningún café de casa. Quizás era la mezcla de la lluvia de la mañana con la tierra, o tal vez así huele el café colombiano antes de tostarlo.
Recorrimos las hileras de cafetos mientras nuestra guía (creo que se llamaba Lina) nos contaba por qué estas colinas cerca de Medellín son perfectas para cultivar café: algo de la altura y la sombra que tenía sentido en ese momento, aunque yo estaba distraído con un colibrí que pasó zumbando cerca de mi oído. Cuando por fin tocó recoger las cerezas, entendí lo lento y cuidadoso que hay que ser. Mis dedos se quedaron pegajosos con el jugo, algo que me sorprendió —siempre pensé que el café era seco hasta que lo preparas.
Después vino la parte de la tostaduría. No esperaba reír tanto viendo a todos intentar pronunciar “catación” —Li se rió cuando yo lo dije en español, seguro lo arruiné. Adentro olía a pan tostado y chocolate al mismo tiempo. Aprendimos cómo tuestan lotes pequeños aquí y probamos cafés uno al lado del otro —uno tenía un toque cítrico que todavía recuerdo cada vez que tomo un café filtrado en casa. Es curioso cómo un paseo de cuatro horas desde Medellín puede hacer que el café común parezca aburrido.
La finca está a unos 25 minutos del centro de Medellín en transporte privado.
Sí, la recogida y regreso al hotel están incluidos para El Poblado; otras zonas pueden tener un costo extra.
Sí, los visitantes pueden caminar entre las plantas y recoger cerezas a mano durante el tour.
Incluye refrescos ligeros y snacks, además de cafés especiales para degustar.
La experiencia completa dura alrededor de cuatro horas, incluyendo el transporte desde Medellín.
Tu día incluye transporte privado con recogida en hotel (El Poblado sin costo), snacks y refrescos ligeros, paseos guiados por la finca y la tostaduría con traducción si es necesario, y una sesión de degustación de cafés especiales antes de regresar a la ciudad.
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