Recorrerás los hutongs de Beijing de noche con un guía local, probando dumplings jugosos y brochetas de cordero codo a codo con los vecinos. Degustarás seis tipos de vino de arroz artesanal en una tienda boutique y acabarás cerca de la animada Calle Fantasma—todo incluido. Saldrás lleno, quizá un poco alegre, y con historias nuevas para contar.
Para ser sincero, yo pensaba que la comida callejera en Beijing eran esos puestos con bichos en brochetas. Pero nuestra guía Li se rió y nos llevó lejos de la calle principal, directo a esos estrechos callejones hutong donde el aire olía a ajo frito y algo dulce—¿quizá soja caramelizada? Nos abrimos paso entre vecinos jugando a las cartas en taburetes de plástico. Había movimiento, pero sin caos, solo vecinos discutiendo suavemente sobre quién le debía a quién por unos fideos. La primera parada fue un lugar familiar con dumplings tan jugosos que casi me caen por la barbilla (Li me pasó pañuelos antes de que pudiera pedirlos).
Seguimos adentrándonos en los hutongs, donde las luces eran más tenues y se escuchaba a alguien practicando erhu tras una ventana. En un momento, un perro pequeño ladró desde una puerta, pero enseguida nos ignoró como si no valiésemos la pena. La palabra clave aquí es “tour cena Beijing”, pero en realidad se sentía más como ser invitado al barrio de alguien que un tour cualquiera. Li nos contó historias de las recetas de su abuela mientras probábamos brochetas de cordero—intentó enseñarnos a decir “chuanr” bien, pero yo lo arruiné (se rió otra vez). El aire frío hacía que la comida caliente supiera aún mejor.
La degustación de vino de arroz fue toda una sorpresa—solo había probado sake antes, nunca mijiu chino. Seis vasitos pequeños frente a mí, cada uno con un aroma distinto: osmanto, rosa, algo casi herbáceo. Mi favorito fue el natural; tenía un sabor a pan recién hecho. Para entonces ya estábamos todos más relajados, compartiendo historias de comidas raras que habíamos probado en otros lugares (alguien mencionó tiburón fermentado de Islandia—paso). Terminamos cerca de la Calle Fantasma, donde los neones parpadeaban y la gente hacía cola para snacks nocturnos. Todavía pienso en esa tienda de dumplings cuando me da hambre en casa.
No hay una duración exacta, pero es un tour nocturno con varias paradas y una comida abundante—suele durar varias horas.
No, el encuentro con el guía es en un punto cercano a Guijie (Calle Fantasma).
Sí, pero hay que avisar al reservar para que preparen opciones adecuadas.
Probarás platos tradicionales como dumplings y brochetas de cordero, además de seis tipos de vino de arroz artesanal.
Sí, los bebés y niños pequeños pueden ir en cochecito; también hay bebidas sin alcohol.
El grupo estándar es de 8 personas; a veces hasta 12 si hay un segundo guía.
Sí, incluye agua embotellada, refrescos y bebidas alcohólicas locales como el vino de arroz artesanal.
El punto de encuentro es al final de Guijie (Calle Fantasma), una de las calles de snacks más famosas de Beijing.
Tu noche incluye todas las paradas de degustación que suman una comida muy completa (probablemente no necesitarás cenar después), refrescos y bebidas alcohólicas locales como el vino de arroz artesanal, agua embotellada, la tarifa del guía bilingüe y un paquete post-tour con recomendaciones de restaurantes y consejos para seguir explorando Beijing por tu cuenta.
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