Recorre las callejuelas de Vieux-Québec probando desde aperitivos de setas Lion’s Mane hasta fudge cremoso y la clásica poutine (con queso fresco auténtico). Disfruta vino o ginebra local, ríe con tu guía mientras intentas el dulce de arce en la nieve y escucha historias de quienes llaman a estas calles su hogar.
Ya estábamos a mitad de camino por una de esas estrechas calles de piedra en Vieux-Québec cuando nuestra guía, Marie, nos invitó a entrar en La Buchette. Antes de sentarnos ya olía a setas — resultó ser Lion’s Mane, que nunca había probado. La textura era como carnosa pero suave a la vez. Marie nos contó cómo los locales las recolectan cerca; tenía ese don de convertir cualquier plato sencillo en una historia fascinante. Después llegó el carpaccio de pato — la verdad dudé un poco (¿pato crudo?) pero era delicado y nada de lo que esperaba.
Creo que mi parada favorita fue La Bûche. La sopa de guisantes estaba espesa y un poco dulce, y todos intentamos verter el dulce de arce sobre la nieve sin hacer desastre (yo no lo logré). Alguien preguntó por el “pâté chinois” — Marie se rió y dijo que era la versión quebequense del pastel de pastor. Había una pareja mayor a nuestro lado que empezó a contar historias de su infancia aquí; su francés era rápido pero cercano. De vez en cuando olía a leña quemada desde alguna parte afuera.
Más tarde, en Comptoir Boréal, nos dieron medio croissant (todavía tibio) con un dulce cremoso que casi me pega los dientes. En Maison Livernois probamos poutine — la auténtica, nada que ver con esas que se deshacen en otros lados — acompañada con un maridaje de ginebra para quienes quisieron. La ginebra tenía un toque casi herbal, o al menos eso pensé yo intentando sonar sofisticado. Para entonces el cielo había tomado ese azul grisáceo pálido que solo ves en los inviernos de Quebec. Tenía los dedos helados, pero no me importaba.
No esperaba sentirme tan… conectado. Como si caminaras por siglos de historia pero también compartieras comida con amigos. No fue perfecto — seguro arruiné la mitad de las palabras en francés — pero eso lo hizo aún mejor.
No hay un tiempo exacto, pero espera varias paradas en Vieux-Québec durante unas horas.
Sí, las entradas para adultos incluyen vino y maridaje con ginebra local en ciertos puntos.
Es importante avisar sobre restricciones al reservar; las opciones pueden ser limitadas por los platos tradicionales.
Sí, probarás la poutine clásica en Maison Livernois durante el recorrido.
El recorrido a pie es completamente dentro de Vieux-Québec.
El tour incluye varias degustaciones que juntas forman una comida completa.
Sí, pero los bebés deben ir en el regazo de un adulto; el alcohol es solo para adultos con ticket correspondiente.
Si BEClub Bistro está cerrado (domingos y lunes), el grupo visita Hortus en su lugar.
Tu día incluye todas las degustaciones: aperitivo de setas Lion’s Mane y carpaccio de pato en La Buchette; sopa de guisantes, pâté chinois y dulce de arce en La Bûche; fudge cremoso y croissant en Comptoir Boréal; brisket con puré en BEClub Bistro o Hortus; poutine clásica con maridajes opcionales de ginebra o vino para adultos—todo guiado por un experto local mientras recorres las históricas calles de Vieux-Québec.
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