Recorrerás los callejones de Ho Chi Minh en moto con una guía local, probando comida callejera como banh xeo y vermicelli con rollitos, explorando búnkeres secretos y mercados de flores, visitando templos llenos de incienso—y sintiéndote parte del ritmo matutino de Saigón antes que la mayoría de turistas.
Con el casco un poco torcido sobre mi cabeza, me subí a la moto—nuestra guía Linh sonrió y me entregó un vaso de plástico con ca phe sua da antes de arrancar. El café era denso y dulce, y el aire ya olía a humo de escape y a algo friéndose cerca. Recorrimos calles pequeñas que nunca habría encontrado solo, deteniéndonos en un búnker escondido bajo una casa antigua. Linh tocó la puerta como si conociera a todos (quizá así sea), y adentro hacía fresco y silencio, con motas de polvo iluminadas por la luz. Nos contó sobre las armas que guardaban allí en 1968—su voz bajó para que solo nosotros escucháramos. Toqué una de las paredes viejas; se sentía áspera bajo mi palma.
Ya afuera, rodamos por la calle Nguyen Thien Thuat—esos edificios parecen viejos pero llenos de vida, ropa tendida por todas partes, niños persiguiéndose entre scooters. La ciudad se siente distinta desde aquí, no solo porque estás cerca de todo, sino porque la gente saluda o te grita un hola al pasar. En el gran mercado de flores de Saigón intenté contar todos los colores pero me rendí; había cubetas de lirios de Dalat y rosas que olían dulce, aunque el olor del pavimento mojado estuviera presente. Una mujer que vendía cempasúchiles se rió cuando intenté preguntar el precio en vietnamita—me corrigió con cariño y luego me regaló una flor.
Almorzamos banh xeo en un lugar que Linh juraba era “auténtico de verdad.” Rompimos pedazos con las manos, envolviéndolos con hierbas silvestres que tenían un sabor fresco y fuerte. Hay algo especial en comer mientras aún estás medio caliente por el paseo en moto que hace que todo sepa mejor. Después nos fuimos al Distrito 5—Chinatown—y entramos al Templo Thien Hau. El humo del incienso se enroscaba por todos lados; la gente se movía en silencio, encendiendo varitas y bajando la cabeza. Tiene una antigüedad que no se nota a simple vista. Me sorprendí susurrando sin darme cuenta.
La última parada fue en el Distrito 4 para probar vermicelli con rollitos de primavera—Linh lo llamó “el barrio mafia” con una sonrisa, pero en realidad se sentía animado: música saliendo de puertas abiertas, alguien asando cerdo en la acera. Terminamos en un mercado flotante con jugo de coco directo de la cáscara (me manché la camisa). A veces todavía recuerdo ese primer sorbo de café o lo suave que eran los pétalos de cempasúchil en mis dedos—¿sabes?
El tour comienza a las 8:00 AM con recogida en el hotel incluida.
Sí, la recogida en hotel está incluida para todos los participantes.
No se requiere ropa especial; se proporcionan cascos para seguridad.
Sí, hay opciones vegetarianas disponibles si las pides.
El tour dura entre 4 y 5 horas, según el tráfico y las paradas.
Los bebés pueden ir si se sientan en el regazo de un adulto; hay asientos especiales para bebés.
Se recorren los Distritos 3, 4, 5 (Chinatown) y la zona de Nguyen Thien Thuat.
Sí, el seguro de accidentes está incluido para todos los participantes.
Tu mañana incluye recogida en hotel en moto con una guía local amigable (disponibles conductoras con Ao Dai si reservas con anticipación), casco de alta calidad, seguro de accidentes, toda la comida y bebida durante el recorrido—desde café vietnamita fuerte hasta jugo de coco—más entrada a cada parada, incluyendo búnkeres secretos y templos. También hay opciones vegetarianas; se entregan ponchos si llueve y al final te dejan en tu hotel después del almuerzo.
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