Si quieres vivir la esencia de un pueblo vietnamita, esta excursión a Ba Vi te permite cosechar té con locales, cocinar recetas familiares, pedalear entre arrozales y relajarte con un baño de pies con hierbas, todo a un paso de Hanoi.
Salimos de Hanoi temprano, justo cuando la ciudad empezaba a despertar. El camino hacia Ba Vi fue como ir dejando atrás el ruido poco a poco—al llegar al pueblo Ri, el aire ya era más fresco y traía ese aroma terroso de los campos. Nuestro guía nos presentó a don Duoc, un agricultor de té con muchas historias. Nos contó anécdotas de sus días durante la guerra, con voz firme mientras nos entregaba cestas tejidas para recoger las hojas. La finca estaba en calma, solo se escuchaba el susurro de las hojas y el canto de un gallo cercano. Nunca había sentido lo pegajosas que son las hojas de té hasta esa mañana.
Después de un corto viaje, llegamos a Moc, donde nos recibió Chin con una sonrisa y una bandeja de lichis frescos—dulces y un poco ácidos. La clase de cocina no era nada sofisticada, pero eso fue lo divertido. Cortamos hierbas, removimos ollas y nos reímos cuando alguien confundió la salsa de pescado con la de soja. El almuerzo sabía distinto cuando lo preparas tú mismo, sobre todo con las historias de Chin sobre las recetas de su familia.
Más tarde, paseamos por las callejuelas del pueblo, parando en pequeños talleres donde los locales moldeaban tofu a mano o tejían sombreros cónicos con hojas de palma. En el aire flotaba un leve olor a paja de arroz, y los niños nos saludaban mientras pasábamos en bici. La ruta nos llevó por senderos estrechos entre los verdes arrozales—un campesino incluso nos dejó probar su vieja bicicleta, que chirriaba en cada giro.
Al llegar la tarde, las piernas ya estaban cansadas pero contentas. La última parada fue un remojo de pies en agua tibia con hierbas—la verdad, no esperaba que se sintiera tan bien después de pedalear bajo el sol. Las hierbas olían a hierba limón y a algo más que no supe identificar. De regreso a Hanoi, me sorprendí pensando en lo diferente que se siente la vida a solo una hora de la ciudad.
¡Sí, es ideal para familias! Niños menores de 2 años viajan gratis y hay descuentos para menores de 12. Las actividades son tranquilas y los guías muy buenos con los peques.
No hace falta estar en forma—el recorrido es fácil y casi plano, unos 45 minutos por caminos rurales. Puedes ir despacio o bajarte cuando quieras.
Lleva ropa cómoda, gafas de sol, protector solar y quizá una cámara para capturar el ambiente del pueblo. Te damos agua embotellada, pero en verano no está de más llevar más.
Sí, el almuerzo está incluido y tú mismo ayudarás a prepararlo. Platos caseros vietnamitas con ingredientes frescos de la zona—hay opciones vegetarianas si avisas antes.
Tu guía en inglés, todas las actividades (cosecha de té, clase de cocina, visitas al pueblo, ciclismo, baño de pies), recogida y regreso al hotel en el centro de Hanoi, bebida de bienvenida con fruta local, almuerzo vietnamita y agua embotellada están incluidos en el precio.
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