Recorre los caminos rurales de Punta Cana en ATV, prueba chocolate y café dominicano en una finca local, nada en una cueva de agua dulce escondida (más fría de lo que imaginas) y disfruta de la playa Macao antes de regresar con arena en los zapatos.
“Te vas a ensuciar,” me dijo sonriendo el guía mientras me entregaba el casco en el rancho a las afueras de Punta Cana. Y tenía razón. Los ATVs rugieron y ya podía oler la tierra mojada — esa mezcla de arcilla y verde que solo se siente después de la lluvia. Salimos en fila, motores zumbando más fuerte que las cigarras, saltando sobre los surcos entre las palmeras. Pensé que iba a volcar más de una vez, pero no pasó, solo terminé con barro hasta las espinillas (debería haber traído shorts más oscuros, la verdad).
Paramos en una pequeña finca donde el aire olía a granos tostados y caña de azúcar. Nuestro guía — Juan, que creció por ahí cerca — nos mostró cómo muelen el cacao a mano para hacer el verdadero chocolate dominicano. Probé un poco directo del molino; era arenoso, amargo y, honestamente, perfecto. También había café tan fuerte que me aceleró el corazón por un momento. Juan se rió cuando tosí — “¡Estilo dominicano!” dijo. La degustación fue como un respiro entre tanta adrenalina, solo parados a la sombra con gallinas picoteando a nuestro alrededor.
La parte que más me sorprendió fue la siguiente: llegamos a una cueva que parecía sacada de una película de aventuras, con rocas cubiertas de musgo y sombras frescas. Se escuchaba el agua resonando adentro antes de verla — ese silencio que te hace zumbido en los oídos. Meterse en la laguna de agua dulce fue un choque frío, pero después de tanto polvo se sintió como reiniciar el cuerpo. Mi amiga intentó sacar una foto pero su lente se empañó al instante con el cambio de temperatura, y todavía me da risa recordarlo.
La última parada fue la playa Macao — arena brillante, olas salvajes y poca gente, solo unos niños locales jugando fútbol descalzos cerca de las dunas. Tuvimos unos veinte minutos ahí, pero juraría que el tiempo se estiró; tal vez fue el aire salado o simplemente sentarse quieto después de tanto movimiento. En el camino de regreso mis zapatos estaban llenos de arena y mis brazos olían a manteca de cacao por el bloqueador que alguien prestó… no me molestó para nada.
El tour dura aproximadamente 4 horas desde la recogida hasta el regreso.
Sí, el transporte ida y vuelta está incluido con la reserva.
Niños de 8 años en adelante pueden asistir si van acompañados por un adulto hasta los 17 años.
Degustarás chocolate dominicano sin refinar, café, té, mamajuana y otros productos locales.
Tendrás unos 20 minutos para disfrutar de la playa Macao durante el tour.
No, nadar es opcional pero muy recomendado para vivir la experiencia completa.
Usa ropa que puedas ensuciar y zapatos cerrados o para agua por seguridad.
No se recomienda para personas embarazadas ni con problemas de columna o corazón.
Tu medio día incluye transporte ida y vuelta desde tu hotel en Punta Cana, uso de ATV con explicación de seguridad por el guía, degustación de chocolate, café, mamajuana y té en una finca local, entrada para nadar en una laguna de agua dulce (unos 20 minutos), tiempo para relajarte en la playa Macao (también unos 20 minutos), y fotos tomadas por un fotógrafo profesional durante el recorrido antes de regresar a la ciudad.
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