Entra en un taller real de cuchillos en Tokyo, ponte un haori y toma té mientras aprendes de expertos locales. Forja y afila tu hoja, graba tu nombre en japonés y termina con un mango personalizado. Disfruta de risas por pequeños errores y llévate un cuchillo hecho a mano con historias para toda la vida.
Cuando entré al taller en Asakusa, no sabía muy bien qué esperar, solo que siempre había querido crear algo con mis manos en Japón. El aire olía a acero y virutas de madera, mientras se escuchaba el murmullo de otras mesas. Me dieron un haori ligero para ponerme encima (aunque igual terminé con una mancha en los jeans, pero no importó), y nuestro guía me sirvió un té frío mientras nos contaba por qué los cuchillos japoneses son tan valorados. Cambiaba entre inglés y japonés, haciendo pausas para bromas o para asegurarse de que entendíamos. Hubo un momento en que nos mostró cómo sostener la hoja correctamente — sus manos se movían con tanta soltura que parecía fácil, pero yo al principio me sentía torpe.
Podías elegir el tipo de hoja — yo opté por una más pequeña porque, siendo sincero, las grandes daban un poco de respeto. Afilar fue sorprendentemente relajante; te desconectas del tiempo mientras escuchas el roce del metal contra la piedra. Nuestro guía pasaba para corregir suavemente mi agarre o el ángulo (“un poco así,” decía, moviendo mi muñeca). En un momento, otro participante intentó grabar su nombre en kanji y todos nos reímos cuando lo escribió al revés sin querer. Casi me pasa igual — Li se rió cuando intenté decirlo en mandarín (seguro lo arruiné). Compartir esos pequeños errores hizo que todo fuera más cercano y divertido.
El último paso fue poner el mango de magnolia personalizado con un martillo tradicional. El sonido del golpeteo resonaba en la sala mientras sonaba jazz suave en un móvil cercano. Sostener el cuchillo terminado fue raro pero satisfactorio — más pesado de lo que esperaba, pero con una belleza propia. Antes de irnos nos dieron unos crackers de arroz para picar; todavía recuerdo la vista por la ventana, con los tejados de Asakusa mientras guardábamos nuestras creaciones. Sales con tu propio cuchillo (y quizás algunas huellas en el haori) — no perfecto, pero totalmente tuyo.
Sí, todos los niveles son bienvenidos y los guías te ayudan paso a paso durante toda la experiencia.
Sí, puedes escoger entre hasta cinco tipos de hojas (algunos con un coste extra).
Sí, durante la sesión ofrecen té, jugos y snacks como crackers de arroz.
Sí, hay varios miembros del equipo que hablan inglés para ayudarte y charlar.
Sí, los acompañantes pueden observar pagando una pequeña tarifa en el lugar.
Sí, tanto el transporte público como el taller están adaptados para sillas de ruedas.
Sí, al final te llevas a casa tu cuchillo japonés hecho a mano.
Tu experiencia incluye todas las tarifas y impuestos del taller, uso de haori protector durante la creación, guía personalizada en inglés y japonés, montaje del mango de madera de magnolia con métodos tradicionales, bebidas y snacks en tu mesa, y al final te llevas tu propio cuchillo japonés artesanal como recuerdo.
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