Manos a la masa con pasta romana a pasos del Vaticano, guiado por un chef local que comparte historias mientras haces y cortas fettuccine. Disfruta un aperitivo, cocina en tu estación y luego ríe y brinda en una mesa común—sin lavar platos, solo buena comida y nuevos amigos.
¿Alguna vez te has preguntado si realmente podrías hacer pasta en Roma, de verdad? Yo también. El lugar estaba justo a la vuelta de la esquina del Vaticano — casi se escuchaba el murmullo de la ciudad afuera, pero adentro olía a harina y tomates. Nuestro chef, Marco, tenía una forma de hacer que todos nos relajáramos al instante (incluso cuando terminé con harina por todas partes). Me dio un delantal y dijo algo de que “la pasta es amor”, que sonaba cursi hasta que empezamos a amasar juntos. Al principio mis manos se pegaban a todo — él se rió y me enseñó a arreglarlo con solo un poco de agua. No esperaba que esa parte fuera tan… reconfortante.
Empezamos con un spritz y unas papas caseras espolvoreadas con Pecorino Romano — saladas, intensas, casi adictivas. Éramos como ocho alrededor de nuestras estaciones de trabajo. Marco contaba historias de la cocina de su abuela en Trastevere mientras estirábamos el fettuccine. La luz que entraba era dorada sobre las mesas cubiertas de harina. En un momento intenté decir “basilico” en italiano y lo arruiné por completo; todos se rieron (yo incluida). Se sentía fácil, como cocinar con amigos que acabas de conocer.
Cuando la pasta cayó en la olla, se hizo un silencio rápido — todos mirando mientras Marco la mezclaba con una salsa de tomate que olía a huerto de verano. Nos juntamos en una gran mesa (adentro, porque en junio ya hacía demasiado calor para la terraza) y brindamos con vino local. Honestamente, comer lo que había hecho sabía diferente — ¿será que el orgullo es un ingrediente? Todavía recuerdo ese primer bocado. Nadie tenía prisa; compartimos historias de viaje hasta que los platos quedaron limpios.
Sí, está a solo unos pasos de los Museos Vaticanos en Roma.
Incluye un aperitivo de bienvenida y una segunda bebida (vino, cerveza o refresco).
Sí, hay opciones vegetarianas y sin gluten si avisas con anticipación.
La clase es en grupos pequeños, generalmente unas 8 personas por sesión.
Sí, mezclarás ingredientes, amasarás a mano y darás forma a fettuccine frescos.
Sí, el restaurante tiene aire acondicionado para que estés cómodo mientras cocinas.
No, el chef te guía paso a paso, no necesitas experiencia.
Sí, los niños pueden participar si van acompañados de un adulto; los bebés pueden quedarse en cochecito.
Tu reserva incluye todos los ingredientes para hacer fettuccine frescos en tu estación, la guía de un chef italiano, delantal y utensilios, un aperitivo con papas caseras espolvoreadas con queso Pecorino Romano y pimienta negra, la pasta que prepares con salsa clásica, una bebida adicional (vino, cerveza o refresco), agua durante toda la experiencia y nada de lavar platos antes de irte.
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