Manos a la obra para preparar auténticos arancini sicilianos desde cero en Palermo, guiado por un chef local que comparte historias familiares. Prueba tu creación recién frita y aprende trucos que podrás usar en casa, además de unas risas que no olvidarás.
Confieso que me apunté a esta clase de arancini en Palermo más por hambre y curiosidad, pero no esperaba reír tanto. Al entrar, la cocina olía a arroz caliente y aceite frito, y la chef Lucía nos recibió con una sonrisa llena de harina. Nos enseñó a enrollar el arroz justo como debe ser (ni muy apretado ni muy suelto — parece que eso es clave), y claro, mi primer arancino quedó desastroso. Lucía solo me guiñó un ojo y dijo: “El primero de todos parece el Monte Etna”. Justo.
Aprendimos todo desde cero — cocinar el arroz, mezclar el azafrán (no sabía que lo vuelve tan amarillo), y luego rellenarlo con ragú y guisantes. Mis manos se pegaron rápido, pero eso hizo que fuera más divertido. Lo mejor fue escuchar a Lucía contar historias de su abuela preparando estos para el almuerzo de domingo. Tenía una forma de hablar con las manos, moviendo la cuchara de madera como si dirigiera una orquesta. En un momento dejó que mi hija intentara darle forma, y la suya salió mejor que la mía. Típico.
Cuando finalmente los freímos, la cocina se llenó de un aroma profundo y tostado que me puso impaciente. Morder mi primer arancino casero fue casi surrealista — crujiente por fuera, suave por dentro, justo con la sal perfecta. A veces todavía recuerdo ese sabor cuando estoy en casa y me apetece algo que reconforte. Si buscas una experiencia en Palermo que vaya más allá de solo comer (aunque hay mucho de eso), esta es la indicada. Sales oliendo a bolitas de arroz fritas y con un orgullo raro por tus creaciones algo torpes.
La clase dura aproximadamente 2 horas.
Sí, es ideal para familias y los niños pueden participar.
Sí, todos los ingredientes necesarios están incluidos.
Sí, un chef local te acompaña paso a paso durante todo el proceso.
Los bebés pueden asistir; se permiten sillas especiales y cochecitos.
Sí, podrás comer tus arancini recién hechos al final.
La actividad se lleva a cabo en Palermo con un chef local.
No se recomienda para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares.
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