Disfruta de los vinos únicos de Santorini en bodegas históricas y modernas, pasea por viñedos volcánicos con una guía local, prueba quesos y aceitunas típicas, y contempla el atardecer sobre los acantilados de la caldera — todo con recogida en hotel y alguien que se encargue de tus fotos por una vez.
Lo primero que noté fue cómo cambiaba el aire al salir de la furgoneta: un poco salado, un poco terroso, como piedra antigua y viñas calentadas por el sol. Nuestra guía, María, nos recibió con una sonrisa sincera y un “¡Kalimera!” que realmente se sentía auténtico. Esperaba el típico grupo de turistas, pero en lugar de eso entramos en una bodega que parecía una cueva y que lleva ahí siglos (María dijo que 150 años — una locura). Las paredes estaban frescas al tacto y olían a barricas viejas y a algo dulce que no supe identificar. Paseamos por su museo del vino, que fue mucho más interesante de lo que imaginaba. Había una prensa de uvas antigua con manchas que aún se notaban. Me puse a pensar cómo sería este lugar antes de que existiera Instagram.
Después, cruzamos las colinas de Santorini hasta una bodega moderna, toda de cristal y líneas limpias, situada sobre esas pequeñas viñas que luchan por crecer en suelo volcánico. María nos explicó que entrenan las uvas muy cerca del suelo por el viento (algo que entendí cuando me voló el sombrero). Caminamos entre hileras de viñas retorcidas; me agaché y toqué una, más áspera de lo que esperaba. La cata aquí fue relajada, nada formal. Probamos vinos blancos, tintos e incluso un vino dulce que sabía casi a miel pero con un toque más intenso. Sacaron platos con quesos locales, pasta de tomate (deliciosa), aceitunas, palitos de pan… Creo que me pasé comiendo.
La última parada fue justo al borde de los acantilados de la caldera. Dicen que los atardeceres en Santorini son famosos, pero verlo mientras tomas vino es otra historia: se crea un silencio especial cuando el cielo pasa de naranja a rosa y luego a un púrpura casi morado. María se ofreció a hacernos una foto (“Confía en mí, querrás una prueba”, bromeó), así que ahora tenemos una imagen riendo con el pelo al viento y las copas alzadas con ese paisaje increíble de fondo. ¿La verdad? Sigo recordando ese momento cuando el ruido vuelve a casa.
El tour dura varias horas e incluye visitas a tres bodegas y la vista del atardecer.
Sí, incluye transporte privado con recogida en el hotel.
Sí, se sirven quesos locales, pasta de tomate, palitos de pan, aceitunas, alcaparras y aceite de oliva para acompañar.
Sí, visitarás una bodega tradicional con museo y dos bodegas modernas.
Sí, los bebés pueden unirse; hay cochecitos y asientos para bebés disponibles si los necesitas.
Tu guía tomará fotos con tu propio equipo durante el atardecer en la última bodega.
Caminarás entre viñedos en una bodega para ver de cerca cómo cultivan las uvas.
Tu día incluye transporte privado con recogida en tu hotel (o puerto o aeropuerto), entradas a cada bodega con paseo guiado por un museo del vino antiguo y bodegas modernas, catas generosas de vinos blancos, tintos, rosados y dulces acompañados de snacks locales como quesos y aceitunas, además de muchas fotos tomadas por tu guía antes de dejarte cómodamente en tu alojamiento.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?