Sube a un barco en Cocoa Beach y recorre los canales entre manglares con un guía local que conoce cada historia y canto de ave. Busca delfines o manatíes cerca mientras aprendes datos curiosos de estas Thousand Islands. Habrá tiempo para relajarte, reírte de tus intentos con el idioma local y disfrutar lo que hace este lugar tan especial en silencio.
Lo primero que noté fue cómo cambiaba el aire en cuanto subimos al barco: salado, con ese toque verde que solo se siente cerca de los manglares. Nuestro guía, Mark, nos llamó y empezó a charlar como si fuéramos viejos amigos. Señaló un pelícano posado en un cartel (“Siempre está ahí,” dijo, como si fuera una broma interna). Ya me estaba sonriendo antes de zarpar.
Navegamos hacia las Thousand Islands de Cocoa Beach, un laberinto de raíces enredadas y agua que parecía no tener fin. El motor zumbaba suave y de vez en cuando Mark lo apagaba para que escucháramos: pájaros cantando, algo chapoteando (¿quizás un pez mullet? se me olvidó preguntar). Cuando alguien vio una aleta de delfín cortando el agua, todos nos quedamos en silencio un momento. Hasta los niños dejaron de molestarse. Es curioso cómo ver algo salvaje tan cerca te hace callar.
Mark contó historias sobre la historia de las islas — piratas, huracanes y todo eso — pero lo que más me quedó fue cuando explicó que a veces los manatíes se acercan al barco. Vimos uno a lo lejos, solo su nariz asomándose para respirar. No voy a mentir, esperaba que nadara más cerca, pero no fue así. Igual fue genial. El sol se iba escondiendo tras las nubes y a veces todo parecía plateado y suave; luego volvía a brillar. No esperaba sentirme tan relajado simplemente flotando así.
Intenté decir “manglar” en español porque Li me retó (se rió de mi acento), y entonces Mark soltó una palabra local para manatí que ya olvidé. Había un baño a bordo que mi sobrino agradeció después de su tercer jugo — pequeñas victorias. De regreso, ya me estaba imaginando trayendo a mis padres la próxima vez. Hay algo en estar ahí afuera que se queda contigo más tiempo del que crees.
El tour dura aproximadamente 2 horas de principio a fin.
Sí, hay baño disponible para la comodidad de los pasajeros.
Sí, bebés y niños pequeños pueden unirse y viajar en cochecito o carriola.
Sí, todas las áreas y superficies del barco son accesibles para sillas de ruedas.
Los avistamientos son comunes pero no garantizados, ya que son animales salvajes.
No, no incluye recogida; el punto de encuentro es en Cocoa Beach.
El tour lo lideran guías naturalistas certificados, expertos en fauna local e historia.
Sí, los bebés deben ir en el regazo de un adulto mientras están a bordo.
Tu día incluye un paseo guiado en barco de 2 horas por el estuario de Thousand Islands en Cocoa Beach con narración de naturalistas certificados, además de baño a bordo; cochecitos y sillas de ruedas son bienvenidos durante todo el recorrido.
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