Degusta Sevilla con un guía local mientras recorres mercados y bares: jamón ibérico cortado a mano, churros frescos en Bar El Comercio, galletas de convento, pescado frito en cucuruchos y clásicos montaditos. Con historias de vecinos y rincones secretos del Barrio Santa Cruz, este tour gastronómico se siente más como vivir un día en Sevilla que una simple visita turística.
Lo primero que me llamó la atención fue el aroma: jamón curado y salado flotando en el aire del mercado, mezclado con ese café que te invita a tomarte tu tiempo. Nuestra guía Marta nos ofreció finísimas lonchas de jamón ibérico mientras el dueño del puesto asentía y cortaba aún más delgado, como presumiendo. Intenté decir “gracias” con la boca llena (no lo recomiendo). El paseo entre paradas fue ligero: el sol en la cara y el murmullo de viejos discutiendo de fútbol junto a las aceitunas.
No esperaba reír tanto en el Bar El Comercio. Paco, que según Marta nació justo arriba del bar, freía churros delante de nosotros. El chocolate estaba tan espeso que podías clavar la cuchara. Quise pedir otra ronda y arruiné el español; Paco solo me guiñó un ojo. Hay algo en esos azulejos blancos y negros y en las patas de jamón colgadas que te hace sentir parte de otra historia por un momento.
Después nos perdimos por el Barrio Santa Cruz, con sus callejuelas estrechas y naranjos por doquier, y entramos en un convento para probar galletas hechas por monjas (algo que no ves todos los días). El silencio dentro era casi tan dulce como las galletas. Más tarde, en la Taberna La Fresquita, nos abrimos paso entre locales que bebían tinto de verano bajo paredes llenas de fotos de Semana Santa. Llegaron los montaditos: chorizo por aquí, cerdo desmenuzado por allá. Todo tan... típico de Sevilla, pero nuevo para mí.
El pescado frito en Freiduría La Isla llegó en un cucurucho de papel, aún caliente y crujiente con una marinada que no supe identificar (¿adobo? Solo en Andalucía, claro). El dúo padre e hijo que lo lleva bromeaba con los habituales mientras servía copitas de vino blanco. Cuando llegamos a El Atún para más tapas y luego nos quedamos boquiabiertos frente a los pasteles de Confitería La Campana (¿cómo elegir?), me di cuenta de cuánto está la comida entrelazada con la vida diaria aquí. Y, siendo sincero, sigo pensando en esos churros.
El recorrido a pie es de unos 3,5 km y dura varias horas con varias paradas.
Sí, incluye desayuno y la cantidad de comida durante el tour equivale a un almuerzo.
El tour se adapta a vegetarianos, pescetarianos, dietas sin gluten (no celíacos), sin lácteos, sin alcohol y embarazadas si se avisa tras reservar.
No, no incluye recogida; el punto de encuentro es en el centro de Sevilla.
No, no es adecuado para personas con movilidad reducida ni para carritos por la distancia y tiempo de pie.
Probar jamón ibérico en el mercado, churros en Bar El Comercio, galletas de convento en Barrio Santa Cruz, pescado frito en Freiduría La Isla, montaditos en Taberna La Fresquita, mariscos en El Atún y pasteles en Confitería La Campana.
Un experto local que habla inglés acompaña a cada grupo durante todo el recorrido.
Tu día incluye un guía local experto en gastronomía que habla inglés, que te llevará por mercados y barrios históricos de Sevilla; desayuno y suficientes degustaciones para el almuerzo; todas las muestras de comida durante el tour; y una ruta a pie cuidadosamente diseñada que conecta cafés, bares, pastelerías y rincones escondidos de la ciudad.
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