Comparte desayuno con campesinas en las montañas andinas de Colombia, aprende a escoger granos maduros en una finca orgánica cerca de Bogotá y prepara tu propio café con locales. Prueba dos estilos de café colombiano, disfruta un almuerzo casero al aire libre y vuelve con sabores nuevos y pequeñas historias para contar.
“Parece que nunca has usado un machete,” bromeó nuestro guía mientras intentaba abrir una cereza de café — y tenía razón, se notaba. Acabábamos de llegar a la finca a las afueras de Bogotá, tras un viaje que parecía dejar la ciudad atrás en cámara lenta. El aire olía a verde (si eso tiene sentido) y gallinas corrían por todos lados. El desayuno ya estaba listo: arepas calentitas, huevos, queso salado y un café espeso preparado en olla por la Señora Marta, que asintió cuando pedí repetir. No esperaba sentirme tan en casa con gente que acababa de conocer.
La caminata por la plantación fue más embarrada de lo que imaginaba — mis zapatillas lo sufrieron — pero a nuestra anfitriona campesina no parecía importarle. Nos enseñó a reconocer los granos maduros (solo los rojos), y nos dejó probar a recogerlos. Hay un silencio especial entre las hileras, solo se escuchan los pájaros y el sonido de los granos cayendo en los baldes. En un momento se detuvo para mostrar una ranita escondida bajo una hoja; según ella, ver una trae suerte durante la cosecha. Nunca pensé que me importaría una rana en una excursión desde Bogotá, pero aquí estamos.
Después molimos juntos los granos tostados — es más trabajo del que parece — y preparamos una segunda taza con prensa francesa. El sabor era distinto al café de la mañana: ¿más brillante? O tal vez era esa sensación de “yo ayudé a hacerlo” jugando con mi cabeza. El almuerzo llegó con sopa y pollo a la parrilla, todo servido al aire libre bajo un techo de zinc mientras las nubes se movían por las colinas. Un niño corría una y otra vez persiguiendo a un perro con una oreja caída. Todo se sentía lejos de cualquier cosa turística o armada.
En el camino de regreso a Bogotá no dejaba de recordar ese momento moliendo granos a mano, intentando no derramarlos mientras todos se reían de mi técnica (o la falta de ella). Aún guardo un poco de ese café en mi mochila — para cuando quiera recordar cómo sabe el verdadero silencio.
Es una experiencia de día completo que incluye transporte ida y vuelta desde el centro de Bogotá.
Sí, el desayuno se sirve en la finca con arepas, huevos, queso y café o chocolate caliente local.
Sí, los visitantes pueden recoger granos maduros durante la caminata por la plantación con la guía de los anfitriones locales.
Incluye transporte en van ida y vuelta desde The Cranky Croc Hostel, ubicado en el centro de Bogotá.
El almuerzo es comida tradicional colombiana; pueden ofrecer opciones vegetarianas, consulta con tu guía antes.
Los viajeros solos son bienvenidos, pero deben contactar a los organizadores para confirmar si hay más personas reservadas en esa fecha.
Es una finca orgánica manejada por mujeres campesinas, sin fumigación y con prácticas sostenibles destacadas.
Tu día incluye recogida y regreso al The Cranky Croc Hostel en Bogotá, desayuno campesino con arepas frescas y café colombiano servido al aire libre, caminatas guiadas por campos orgánicos donde puedes recoger granos, talleres prácticos para moler y preparar dos tipos de café, almuerzo tradicional colombiano bajo el cielo abierto y una bolsa de café tostado para llevar antes de volver a la ciudad por la tarde.
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