Te levantarás antes del amanecer para volar desde Ciudad del Cabo directo al salvaje Kruger—rastreando elefantes, leones y más con un ranger experto a tu lado. Con vuelos, traslados, alojamiento cómodo y dos safaris incluidos, es la forma más fácil de ver los Big 5 de Sudáfrica sin complicaciones.
La alarma sonó antes del amanecer, de esos madrugones en que la ciudad sigue dormida y buscas el café a tientas en la oscuridad. Tomamos el primer vuelo desde Ciudad del Cabo, casi sin despertar pero con esa mezcla de nervios y emoción que se siente antes de un gran viaje. Al aterrizar en el aeropuerto de Johannesburgo, el sol ya calentaba la pista y se notaba que el día prometía. Nuestro conductor nos esperaba justo en la salida—un tipo amable que conocía todos los atajos para evitar el tráfico—y pronto nos dirigíamos hacia el este, viendo cómo la ciudad se desvanecía para dar paso al bushveld.
Al llegar al Protea Hotel cerca de Hazyview, justo después del mediodía, tuvimos tiempo para dejar las maletas y picar algo rápido (el biltong local en recepción vale la pena probarlo). El aire se sentía distinto aquí—más seco, con ese leve aroma a polvo y hierba salvaje. Tras registrarnos, nuestro ranger apareció en un vehículo abierto para el primer safari en Kruger. No hay nada como ese instante al cruzar las puertas del parque: un silencio repentino, solo roto por pájaros y el lejano canto de las cigarras. En minutos vimos elefantes moviéndose entre acacias, sus orejas ondeando perezosas bajo el calor. Nuestro guía, Sipho, tenía un don para detectar detalles que nosotros jamás notaríamos—un movimiento de cola entre la hierba alta o huellas frescas de león en un camino arenoso. Más tarde, en el lodge, todos compartimos historias durante la cena mientras afuera cantaban las ranas.
La mañana siguiente empezó aún más temprano—total oscuridad salvo por unas linternas que iluminaban el camino al desayuno. A las 5:30 am ya estábamos de vuelta en el parque, justo cuando el amanecer asomaba en el horizonte. El aire estaba fresco, ideal para una chaqueta, pero pronto el sol calentó todo. Vimos manadas de búfalos levantando polvo y un rinoceronte pastando cerca de un abrevadero; las cámaras no paraban de disparar cada vez que algo se movía. Sipho hacía paradas frecuentes para que pudiéramos fotografiar o simplemente admirar jirafas arrancando hojas de ramas espinosas. Tras horas explorando, llegó la hora de regresar a Johannesburgo para nuestro vuelo de la noche—cansados pero con una sonrisa y sacudiendo el polvo rojo de los zapatos.
Lo ideal es llegar unos 90 minutos antes del vuelo, que sale temprano, alrededor de las 5 am. Los traslados desde tu hotel están incluidos para facilitarte todo.
¡Siempre hay posibilidad! Las avistamientos dependen de la suerte y el momento, pero nuestros guías saben dónde suelen estar los animales, así que las probabilidades son buenas.
Trae ropa por capas—hace frío en los safaris de madrugada pero luego sube la temperatura. No olvides protector solar, gorra, cámara y zapatos cómodos (te ensuciarás de polvo).
El desayuno está incluido en el lodge; el resto de las comidas puedes comprarlas en el alojamiento o en locales cercanos.
Los vuelos de ida y vuelta entre Ciudad del Cabo y Johannesburgo están incluidos, al igual que todos los traslados al aeropuerto. Pasarás la noche en un lodge cómodo cerca de Kruger (habitación privada), disfrutarás de dos safaris guiados (tarde y temprano en la mañana) y desayuno antes de regresar.
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