Si buscas un día tranquilo explorando las mejores bodegas de Franschhoek sin sudar la gota gorda ni perderte buena comida, este tour en e-bike es para ti. Probarás vinos top, escucharás historias locales y disfrutarás del paisaje a tu ritmo.
Lo primero que noté fue el aire fresco de la mañana, justo lo suficiente para despejarte, sin necesidad de más que una chaqueta ligera. Nos encontramos con nuestro guía a las afueras del pueblo, cascos puestos, y tras una breve explicación sobre las e-bikes (que, la verdad, son mucho más fáciles de manejar de lo que esperaba), arrancamos. La ruta serpenteaba entre puestos rurales dormidos y filas de viñas aún cubiertas de rocío. Nuestra primera parada fue Rickety Bridge Winery, una bodega antigua al pie de la colina, con vistas que se abren al valle como una postal. Mientras probábamos su mezcla estrella, el guía nos contó la historia del lugar; hasta se podía oler la madera de las barricas durante el tour por la bodega. Es difícil no quedarse un rato, pero aún quedaba camino por recorrer.
Después vino La Bri, una finca más pequeña, casi escondida tras una hilera de viejos robles. La sala de catas era acogedora, con la luz del sol entrando por grandes ventanales y tablas de quesos locales para acompañar. Probé su Shiraz, con un toque picante, mientras un par de patos paseaban por fuera. El trayecto entre viñedos es suave; apenas hay que pedalear gracias a las e-bikes, así que sobra tiempo para charlar o simplemente disfrutar del paisaje montañoso. En algún momento hicimos una parada para beber y picar algo —nada elaborado, justo lo necesario después de varias catas.
La tercera bodega se extiende sobre colinas onduladas, unas 47 acres si no recuerdo mal, con viñas que llegan hasta donde el valle se encuentra con picos escarpados. Allí nos sirvieron el almuerzo: una generosa tabla con embutidos, aceitunas y pan fresco. Luego bajamos tranquilamente hacia el Monumento a los Hugonotes. Nuestro guía nos explicó cómo los colonos franceses moldearon toda esta región; leerlo en internet no es lo mismo que estar ahí, escuchando a la gente local hablar en afrikáans. A media tarde, al volver al pueblo con el sol en la espalda y quizá un poco de ese cálido efecto del vino, me di cuenta de todo lo que habíamos recorrido, sin prisas ni cansancio.
¡Sí! Las e-bikes son muy fáciles de usar y hacen que pedalear sea sencillo, incluso si no estás acostumbrado.
Incluye todas las catas premium y las comidas en cada bodega que visites.
Por supuesto, solo avísanos al reservar y organizaremos algo que se ajuste a tus necesidades.
El tour se realiza en casi cualquier clima, pero puede reprogramarse si hay lluvias fuertes o tormentas que lo hagan inseguro.
Tu reserva incluye alquiler de e-bike y casco, todas las catas guiadas en las cuatro bodegas, agua embotellada y snacks durante el recorrido, un almuerzo tipo tabla en una de las fincas, además de un tour por la bodega, todo con un guía local experto que conoce Franschhoek al detalle.
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