Recorrerás los majestuosos palacios y las calles llenas de vida de Viena con un guía local que hace que la historia cobre vida. Desde la Catedral de San Esteban hasta el Palacio de Schönbrunn y la singular Casa Hundertwasser, cada parada se siente cercana. Con recogida en hotel en Praga y tiempo para almorzar, volverás con mil historias — y quizás aún pensando en ese primer trozo de Sachertorte.
“¿Has probado alguna vez la Sachertorte para desayunar?” Así rompió el hielo nuestro guía, Tomás, mientras cruzábamos a Austria. Apenas había terminado mi café en Praga cuando ya nos adentrábamos por las calles de Viena — aún era temprano, pero la ciudad ya se sentía animada, con esa calma bulliciosa que tienen las grandes urbes. Lo primero que me llamó la atención fue el aroma a pan recién horneado que salía de una panadería cerca de la Catedral de San Esteban. La gente pasaba rápido con paraguas (había llovido durante la noche) y Tomás señalaba cómo las piedras brillaban bajo la luz de la mañana. Parecía conocer a todo el mundo — o al menos saludaba como si así fuera.
La palabra clave aquí es “tour privado a Viena desde Praga”, pero la verdad es que no se sentía como un tour. Más bien era como pasear con alguien que creció aquí y quería mostrarte sus rincones favoritos. Entramos en la Iglesia de San Pedro justo cuando empezó a sonar el órgano — se me pusieron los pelos de punta, no sé si por la música o por estar en un lugar tan antiguo, dorado y lleno de ecos. Más tarde, caminando por el Palacio Hofburg, Tomás nos contó historias de Sisi que no aparecen en ninguna guía (la llamó “la influencer original”, lo que nos hizo reír). Los jardines del Belvedere estaban llenos de niños de excursión; una niña me ofreció un trozo de su manzana sin decir palabra.
No esperaba que la arquitectura me interesara tanto, pero al estar frente a la Casa Hundertwasser — con todos esos colores y formas tan peculiares — me sorprendí sonriendo como un tonto. Empezó a lloviznar de nuevo mientras nos dirigíamos al Palacio de Schönbrunn, pero a nadie le importó; ese olor a tierra mojada de la grava y los setos hacía que todo se sintiera más vivo. El almuerzo fue rápido (schnitzel, por supuesto), en un lugar pequeño donde el camarero me gastó una broma por mi acento cuando pedí una “Apfelschorle”.
Ya por la tarde estaba cansado, pero de ese cansancio bueno que te da después de ver tanto arte y caminar por calles empedradas. De regreso a Praga, Tomás puso unas canciones pop austríacas antiguas a volumen bajo — medio me quedé dormido viendo cómo los campos pasaban borrosos por la ventana. Hay detalles de Viena que aún me acompañan: el sonido de las campanas resonando en la piedra vieja, la lluvia sobre los escalones del palacio, ese primer bocado de tarta cuando ni siquiera tienes hambre.
El tour dura aproximadamente 12 horas, incluyendo el tiempo de traslado.
Sí, la recogida en hotel en Praga está incluida para tu comodidad.
El tour incluye guía privado y transporte; el almuerzo no está especificado como incluido.
Sí, el transporte es accesible para sillas de ruedas durante todo el día.
Visitarás el Palacio Hofburg, Palacio de Schönbrunn, Catedral de San Esteban, Palacio Belvedere, Iglesia de San Pedro y verás la Casa Hundertwasser.
Sí, los bebés pueden ir en cochecitos; hay asientos especiales para ellos disponibles.
El itinerario es flexible al ser un tour privado; puedes hablar con tu guía para ajustar según tus preferencias.
Tu día incluye recogida en hotel en Praga en coche o furgoneta con conductor privado y guía local durante todo el recorrido por los puntos destacados de Viena; todas las zonas son accesibles para sillas de ruedas para que todos puedan disfrutar cómodamente antes de regresar juntos por la tarde.
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