Recorre barrios tranquilos en Segway por el distrito del castillo de Praga, visita la Catedral de San Vito de cerca, haz una parada para fotos en el mirador del Monasterio Strahov y prueba cerveza monástica centenaria con guía local—todo con traslados y equipo incluidos. Es una experiencia animada pero sin prisas; seguro te sorprenderás sonriendo en medio del paseo.
Casi llego tarde porque no sabía cuál parada de tranvía quedaba más cerca del punto de encuentro—clásico en mí. La oficina olía a café y a impermeables, con cascos alineados junto a la puerta. Nuestro guía, Tomás, tenía un humor seco al dar las instrucciones de seguridad (“no intenten ganarle a los guardias de la embajada, siempre ganan ellos”). Después de una prueba tambaleante en el aparcamiento (casi derribo una maceta), nos subimos al minibús para el corto trayecto hasta el Castillo de Praga—los Segways no pueden entrar al centro histórico, lo que entendí al ver esos adoquines.
La primera brisa real la sentí al pasar por las tranquilas villas de Viejo Stresovice—Tomás lo llamó “el Beverly Hills de Praga”, pero más bien parecía un barrio arbolado con portones modernistas. El Segway se sentía sorprendentemente suave después de tanto preocuparme. Hicimos una pausa frente a unos edificios de embajadas donde un guardia nos saludó con un gesto (una pequeña victoria). Hay un momento en que subes la colina y de repente el Castillo de Praga aparece imponente—piedras viejas gigantes captando la luz. No esperaba sentirme tan pequeño junto a la Catedral de San Vito. Tomás señalaba detalles diminutos en la fachada mientras un perro ladraba a lo lejos.
El Monasterio Strahov apareció rápido después—un conjunto de muros antiguos cubiertos de hiedra, monjes con hábitos marrones cruzando un arco. El aire cambió; olía un poco a levadura y humo de leña. Hicimos una pausa en su cervecería (¡cerveza desde el siglo XV!) y aunque no soy mucho de cerveza, probé la ámbar—dulzona, cálida, reconfortante después de tanto viento en la cara. A veces todavía recuerdo ese sabor. Nos quedamos en el mirador para fotos; Tomás se ofreció a sacarnos, pero su pulgar salió en la mitad de ellas. No importó mucho.
El tour dura aproximadamente 1.5 horas, más tiempo extra para entrenamiento y traslados.
No incluye recogida en hotel; el encuentro es en la oficina designada cerca del transporte público.
No hace falta experiencia; hay entrenamiento supervisado antes de empezar.
Visitarás el Castillo de Praga, la Catedral de San Vito, Viejo Stresovice, zona de embajadas, el Monasterio Strahov y su cervecería histórica.
Hay agua, café y té ilimitados en el punto de encuentro; la cata de cerveza en el Monasterio Strahov es opcional y por cuenta propia.
No se recomienda para embarazadas ni personas con problemas cardiovasculares; hay límites de peso entre 35 y 120 kg.
El tour se realiza con lluvia o sol; si llueve, te proporcionan impermeables y guantes.
Incluye entrenamiento supervisado en Segway con todo el equipo de seguridad (cascos de todos los tamaños), traslados entre la oficina y el punto de inicio, agua y bebidas calientes ilimitadas al registrarte, guía en vivo durante toda la ruta, e incluso impermeables y guantes por si llueve en Praga—además de servicio gratuito de fotos durante el recorrido y regreso en minibús.
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