Recorrerás Praga en e-bike por calles y senderos junto al río con un guía local que conoce cada atajo y historia. Ríe cerca del Muro de Lennon, descubre rincones secretos del castillo y disfruta vistas sobre tejados rojos desde Letná, todo con equipo incluido y sin esfuerzo en las subidas.
Casi me caigo de la e-bike justo frente al Muro de John Lennon — que, por cierto, es aún más colorido y caótico de lo que imaginaba. Nuestro guía, Martin, solo sonrió y me dijo que no me preocupara, “A todos nos pasa la primera vez.” El olor a pintura fresca se mezclaba con el sol, y alguien tocaba canciones de los Beatles cerca. Me sentí raro, pero cómodo, como si Praga no me juzgara por ser torpe o por no saber mucho de su historia todavía.
Recorrimos las callejuelas de Malá Strana (perdí la cuenta de cuántas veces los adoquines me hicieron vibrar los dientes) y paramos junto al Puente de Carlos — no sobre él, porque siempre está lleno, sino en un rincón tranquilo donde se pueden ver las piedras antiguas sin multitudes. Martin sacó unas fotos viejas del puente durante inundaciones y protestas; tenía la habilidad de contar dramas de siglos como si fueran chismes de café. En un momento, en el parque Letná, miramos la ciudad desde arriba — tejados rojos por todos lados, tranvías deslizándose abajo — y juraría que olí lúpulo de alguna cervecería lejana. Quizá fue mi imaginación.
Las e-bikes hicieron la parte más dura hasta el Castillo de Praga (menos mal), así que nadie quedó sin aliento para escuchar mientras explorábamos esos patios escondidos. Entramos a la Catedral de San Vito cuando estaba abierta; la luz del sol dibujaba arcoíris en el suelo de piedra. Martin señalaba detalles pequeños — una estatua desgastada aquí, un gárgola raro allá — cosas que la mayoría pasa por alto. Cuando bajamos la colina Petřín entre flores silvestres y gente paseando perros, mis piernas estaban sueltas pero la cabeza llena de historias.
Sigo pensando en esa vista desde Letná — todos esos puentes cruzando el Vltava como cintas. Si te preocupa el ritmo, no lo hagas. Las e-bikes ayudan mucho (aunque no seas ciclista), y Martin nunca apuró a nadie. La verdad, no esperaba reír tanto ni sentirme tan conectado con Praga en solo unas horas. Esa sensación dura más que cualquier foto.
El tour dura varias horas con paradas en lugares clave como la Plaza Vieja, el Castillo de Praga, la zona del Puente de Carlos, el parque Letná, la colina Petřín y más.
Sí, las e-bikes hacen la mayor parte del esfuerzo, así que es ideal para todos los niveles; también hay asientos para bebés para familias.
Visitarás Malá Strana, el Muro de John Lennon, la Plaza Vieja con el Reloj Astronómico, la zona cercana al Puente de Carlos, el parque Letná con el Reloj de Sol, la colina y torre Petřín, además de varios patios del castillo.
No, se proporcionan cascos y botellas de agua para cada participante como parte del tour.
No incluye comida, pero puede haber tiempo para tomar algo en la cervecería de Letná si el horario lo permite.
No hay recogida en hotel; los participantes se encuentran en la oficina 15 minutos antes de la salida.
Los grupos son pequeños, máximo 8 personas por guía, para que la experiencia sea más personal.
Sí, el punto de encuentro está bien comunicado con transporte público en el centro de Praga.
Tu día incluye el uso de una bicicleta eléctrica y casco (no necesitas traer los tuyos), la guía de un experto local que comparte historias en cada parada, agua embotellada para mantenerte hidratado y un grupo pequeño de máximo 8 personas para que no te pierdas entre la multitud mientras exploras la Praga histórica.
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