Disfruta de un baño privado de vino con aceites naturales, dos copas de prosecco o vino, y relájate en la cueva de sal más grande de Praga junto a una chimenea de sal. Descubre tradiciones wellness locales y detalles históricos ocultos, todo a tu ritmo.
“Vas a querer dejar el móvil fuera,” bromeó nuestro guía al entrar en el spa iluminado suavemente cerca de Letná. El aire estaba cálido y traía un leve aroma a lavanda y vino tinto, algo que nunca antes había olido junto. Me metí en el baño y sentí cómo el suave remolino me envolvía; la verdad, era difícil no cerrar los ojos y desconectar del mundo. La mezcla de suero de leche de cabra y aceite de almendra dejó mi piel suave, casi sedosa, incluso antes de que pasaran los 20 minutos.
Después, envuelta en una toalla gruesa y con las pantuflas que te dan al instante, caminamos por un pasillo tranquilo hacia la cueva de sal más grande de Praga. Aquí hacía un poco más de fresco, con pequeños cristales crujientes bajo los pies y una luz tenue que salía de la chimenea de sal al fondo. Nuestro anfitrión nos mostró un viejo pozo de piedra en una esquina, que data de la época de Rudolf II, como un pequeño secreto histórico que descubrías aún en bata.
Tomando prosecco junto a esa chimenea, me di cuenta de que solo escuchaba el suave zumbido de los filtros de aire y risas lejanas de otro grupo. Sin prisas, sin presión por irse—solo tiempo para dejar que todo se asiente. Si buscas una experiencia de spa de vino en Praga que combine tradición con un toque diferente, esta es la opción perfecta.
Sí, puedes reservar individualmente o en pareja; cada baño acomoda cómodamente a una o dos personas.
La experiencia completa suele durar entre 60 y 90 minutos, incluyendo el baño y el tiempo para relajarte en la cueva de sal.
Por supuesto, incluyen toallas, sábanas y pantuflas para que no tengas que traer nada extra.
Sí, hay varias opciones de transporte público cerca que facilitan llegar desde cualquier punto del centro de Praga.
Tu visita incluye todo lo necesario: toallas, sábanas, pantuflas cómodas para moverte entre las salas, y dos copas de prosecco o vino por persona durante el tratamiento. Además, tendrás acceso a los baños de lujo y a la cueva de sal más grande de Praga, todo preparado para que solo tengas que llegar y relajarte.
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