Recorre colinas cubiertas de viñedos en el Valle del Duero con un guía local, prueba aceite de oliva en olivares centenarios, disfruta un almuerzo casero en una quintinha y navega tranquilo por el río en un barco Rabelo tradicional. Prepárate para la calidez de la gente, el sol y quizá una copa de vino única.
Ya estábamos recorriendo la N222 cuando me di cuenta de lo callados que estábamos en la furgoneta, solo el suave roce de los pies en el suelo y el clic de alguna cámara de móvil. El Valle del Duero te sorprende sin avisar; un momento solo ves colinas, y al siguiente aparecen esas terrazas verdes salvajes apiladas sobre el río como si alguien las hubiera esculpido a mano (que, de hecho, así fue). Nuestro guía, Miguel, señalaba quién era dueño de cada parcela. Conocía cada curva de la carretera, incluso bajó la velocidad para que pudiéramos oler el aire cálido que entraba por las ventanas. Uvas y algo casi picante de los olivos.
La primera parada fue una cata de aceite de oliva en medio de un olivar. Confieso que no esperaba que me importara mucho ese “oro líquido”, pero mojar pan en ese aceite, fresco y con un toque herbáceo, fue sorprendentemente placentero. La abuela del dueño nos saludó desde el porche y gritó algo sobre que la lluvia había sido buena para las aceitunas este año. Luego llegó el almuerzo en su quintinha, una casita en lo alto del valle. Guiso casero, montones de verduras asadas, vino local que sabía a finales de verano. Nos quedamos demasiado tiempo en la mesa, pero a nadie le importó.
Después navegamos por el río Duero en uno de esos antiguos barcos Rabelo. Hubo un instante en que todos dejamos de hablar; solo se oía el agua golpeando la madera y los pájaros entre las viñas. Miguel nos contó cómo esos barcos transportaban barriles río abajo hasta Oporto antes de que existieran las carreteras. Intenté imaginarlo, pero sobre todo me quedé mirando cómo el sol brillaba en el agua y sentí una calma total por primera vez en mucho tiempo. A veces aún recuerdo esa vista cuando el ruido de casa se vuelve insoportable.
Es una experiencia de día completo con transporte incluido desde Oporto y recogida en el hotel.
Sí, el almuerzo se sirve en una quintinha local con platos típicos y degustación de vinos.
Se visitan viñedos y se prueban vinos, incluyendo variedades de Oporto y DOC, en lugares auténticos.
Sí, se realiza un paseo guiado en un barco Rabelo tradicional por el río Duero.
Sí, se prueba aceite de oliva producido localmente en un olivar con los propios productores.
La recogida y regreso al hotel o puerto están incluidos en la reserva.
Se pueden proporcionar asientos especiales para bebés bajo petición para familias con niños pequeños.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Oporto, todas las entradas y tasas, visitas guiadas con expertos locales, catas de vino y aceite de oliva en su lugar de origen, WiFi durante los traslados, agua embotellada, y un almuerzo casero con vinos regionales antes de volver por la tarde.
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