Esta es tu oportunidad de perderte por las callejuelas de Sintra, descubrir los colores vibrantes del Palacio da Pena con un guía local, adentrarte en los misteriosos jardines de Regaleira, sentir el viento en Cabo da Roca y terminar el día en el encantador Cascais — todo con recogida en hotel y anécdotas que recordarás mucho después de volver a casa.
“¿Ves esa parte amarilla?” preguntó nuestro guía João, señalando el revoltijo de colores en la colina. Entre la niebla, entrecerré los ojos: el Palacio da Pena parecía sacado de un sueño o de un pastel que alguien decoró sin medida. El aire olía a piedra húmeda y eucalipto. Acabábamos de dejar Lisboa atrás en la minivan de João (él ponía fado suave, lo que encajaba perfecto), y Sintra ya se sentía como otro mundo. Las calles se enroscaban a nuestro alrededor, con fachadas de azulejos y pequeñas pastelerías donde la gente realmente se paraba a charlar.
No sabía qué esperar de Quinta da Regaleira, pero no esto: torres cubiertas de musgo, túneles secretos y esos pozos que bajan en espiral hacia la tierra. João nos contó sobre los símbolos tallados por todas partes (“cosas masónicas”, dijo guiñando un ojo). Mis zapatos resbalaron un poco en las piedras húmedas; me reí cuando mi pareja intentó pronunciar “Regaleira” — hasta João sonrió. Hubo un momento en uno de los jardines en que todo quedó en silencio, salvo los pájaros y las campanas lejanas de la iglesia. Todavía recuerdo ese silencio.
Cabo da Roca fue salvaje — el viento azotaba tan fuerte que me picaban las mejillas, y el aire traía la bruma del mar. “Donde la tierra se acaba y comienza el mar,” citó João, pero en realidad se sentía inmenso. También paramos en Boca do Inferno (las olas realmente chocan como si estuvieran enfadadas), y luego llegamos a Cascais para tomar un café junto a la marina. Los locales charlaban mientras comían pastel de nata; intenté pedir en portugués y seguro lo hice mal, pero a nadie le importó. De regreso por la costa, el sol brillaba sobre el agua y me sorprendí deseando que no tuviéramos que volver todavía.
La excursión suele durar unas 8 horas, incluyendo el traslado desde Lisboa y todas las paradas principales.
Sí, la recogida en hotel o apartamento está incluida si te alojas en el centro de Lisboa.
No, las entradas no están incluidas, pero el guía te ayuda a gestionarlas en el lugar.
Sí, al ser un tour privado, el guía puede ajustar el tiempo según tus intereses.
Es apta para casi todas las edades; eso sí, hay algunos escalones y caminos irregulares en los palacios.
Tu día incluye transporte privado en minivan con aire acondicionado y un guía local amable que te acompaña dentro de los monumentos, además de recogida y regreso en cualquier punto del centro de Lisboa. Las entradas no están incluidas, pero te ayudan a gestionarlas para que solo te preocupes por disfrutar cada parada.
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