Comienza tu día en Kraków y adéntrate en las faldas de los Tatras para probar queso ahumado de montaña, chupitos de licor local y pasear por las animadas calles de Zakopane. Si eliges la opción de baños termales, acabarás flotando bajo el cielo montañoso—no olvides tu traje de baño. Un día lleno de sorpresas y la auténtica hospitalidad polaca.
Lo primero que noté al llegar a Zakopane desde Kraków fue cómo cambiaba el aire: más fresco y con ese aroma a pino que se quedó conmigo todo el día. Nuestro conductor, Marek, nos recogió justo en la puerta del apartamento (me escribió la noche anterior para confirmar), y para cuando llegamos a Chochołów, ya había perdido la cuenta de las cabañas de madera que señalé. Me contó que algunas son más antiguas que su abuela. La madera brillaba casi plateada con la luz de la mañana—me daban ganas de tocarla para ver si se sentía tan suave como parecía. En un banco, dos señoras mayores charlaban, una tejiendo algo rojo intenso. Parecía un decorado de película, pero con más gallinas.
Probamos el queso oscypek en una casita diminuta: ahumado, salado y crujiente al morderlo. Marek nos sirvió un chupito de algo que llamó “goralska” (seguro que lo escribo mal). Picaba al bajar, pero de buena manera, ¿sabes? Se rió cuando tosí y dijo que hasta los locales necesitan agua después de eso. La calle principal, Krupówki, estaba más animada de lo que esperaba: familias con cochecitos, adolescentes comiendo gofres enormes. Tuvimos tiempo libre para tomar un café y ver pasar a la gente bajo esas sombrillas a rayas, mientras las nubes se deslizaban sobre los montes Tatras al fondo.
Si eliges la opción de los baños termales (yo lo hice porque las piernas me pedían descanso), lleva chanclas y déjate flotar un rato. El agua tiene un olor mineral, no desagradable, más bien a tierra, y está tan calentita que olvidas el clima que haya afuera. Había niños chapoteando en una piscina y personas mayores relajándose en otra; cada quien con su ritmo. Aún recuerdo esa sensación: ingrávido en el agua, con las montañas asomando por las ventanas de cristal.
Sí, la recogida en hotel o apartamento en Kraków está incluida con reserva previa y confirmación del conductor.
El trayecto suele durar unas 2 horas por trayecto, dependiendo del tráfico.
Si eliges esa opción al reservar, el ticket de 3 horas para los baños termales de Chochołów está incluido.
Podrás degustar queso tradicional de los montañeses y licores regionales durante el tour.
Sí, tendrás tiempo para pasear o relajarte en la calle Krupówki a tu ritmo.
Se recomienda ropa y calzado cómodos; si vas a los baños termales, lleva traje de baño y chanclas.
La visita guiada es en inglés, pero hay guías impresos en varios idiomas disponibles bajo petición.
Sí, los niños pueden participar acompañados por un adulto; muchas familias disfrutan tanto del paseo como de las piscinas.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Kraków, transporte entre paradas, entradas para el funicular del monte Gubałówka si eliges esa opción, visitas a casas tradicionales de madera en el pueblo de Chochołów, degustaciones de queso y licor local, tiempo libre en la calle Krupówki en el centro de Zakopane, y un pase de 3 horas para los baños termales de Chochołów si optas por ello—todo acompañado por un conductor o guía amable que habla inglés.
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