Pedalea en e-bike desde Ámsterdam hacia el tranquilo campo de Waterland, prueba quesos holandeses en una granja, pasa por molinos y diques históricos, y conoce a los locales (y a unos cerdos sorprendentemente grandes). Prepárate para el clima típico, buena compañía y momentos que recordarás cuando el ruido de la ciudad vuelva.
Apenas habíamos salido de Ámsterdam Central cuando nuestro guía, Martijn, nos indicó subir al ferry con las bicicletas. La ciudad quedó atrás, dando paso a ese silencio especial que solo se siente cerca del agua a primera hora. Se olía el aire fresco del río y algo dulce que venía de una panadería cercana (que nunca logré encontrar). Al principio, las e-bikes parecían demasiado fáciles de manejar, pero me adapté rápido, sobre todo cuando empezamos a seguir el antiguo canal. Martijn nos señaló el molino d’Admiraal justo cuando un par de patos casi chocan con mi rueda delantera. Nos contó su historia, aunque solo pillé la mitad porque me distraía el movimiento de los juncos con la brisa. Aquí todo se siente... diferente.
Luego llegamos a Zunderdorp y de repente todo se volvió más lento: casas verdes de madera, alguien colgando la ropa, dos niños saludando desde sus bicicletas (mucho más seguros que yo). En Ransdorp, Martijn quiso mostrarnos la torre, pero mis piernas agradecieron quedarse un rato en tierra firme. La degustación de quesos fue bajo un techo con vigas bajas que olía a heno y a algo intenso; intenté pronunciar “Gouda” bien, pero Li se rió igual. El queso era cremoso y salado, y de alguna forma sabía mejor después de pedalear por tanto espacio abierto.
El tramo por Nieuwendammerdijk fue más largo de lo que esperaba: antiguas casas de capitanes alineadas una junto a otra, algunas con la pintura desgastada o flores en las ventanas. En un momento pasamos junto a unos cerdos enormes revolcándose en el barro; uno gruñó tan fuerte que casi se me cae el móvil intentando sacarles una foto. Volver hacia Ámsterdam Norte se sintió raro, como si hubiéramos estado fuera mucho más tiempo que unas horas. El ruido de la ciudad se siente distinto después de tanto silencio. A veces aún pienso en esos campos verdes cuando escucho las bicicletas sobre los adoquines en casa.
El recorrido completo son unos 35 kilómetros ida y vuelta desde el centro de Ámsterdam.
No, está pensado para ciclistas con experiencia y buen equilibrio.
Recorrerás Zunderdorp y Ransdorp, además de ver Broek in Waterland.
Sí, durante el paseo hay una sesión para probar quesos locales holandeses.
No incluye recogida en hotel; el punto de encuentro es en el centro de Ámsterdam.
El tour se realiza con lluvia o sol; si no tienes ropa impermeable, te la proporcionamos.
Sí, todos los participantes reciben casco para su seguridad.
Llega 15 minutos antes; si llegas tarde, puede que no puedas unirte.
Tu día incluye una bicicleta eléctrica holandesa con frenos de mano y cambios, casco para seguridad, ropa impermeable si no traes la tuya (créeme, el clima holandés es impredecible), además de un snack típico y una degustación de quesos antes de regresar a Ámsterdam en ferry.
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