Adéntrate en el Empty Quarter de Omán, visita antiguos bosques de incienso, explora la legendaria Ubar, recorre dunas al atardecer, comparte historias junto al fuego y duerme bajo un cielo tan claro que perderás la cuenta de las estrellas. Una experiencia auténtica del desierto omaní que no olvidarás.
El aire de la mañana en Salalah siempre se siente un poco más fresco de lo esperado, incluso en verano. Nuestro guía, Khalid, llegó puntual en un 4x4 blanco, con las ventanas ya cubiertas de polvo del viaje anterior. Dejamos atrás la ciudad y vimos cómo el verde se tornaba dorado mientras pasábamos junto a rebaños de camellos que caminaban tranquilos al borde del camino, sin prestarnos mucha atención. La primera parada fue Wadi Dawkah. Los árboles de incienso allí no parecen gran cosa al principio, algo retorcidos y desordenados, pero cuando Khalid rompió un poco de resina y nos dejó olerla, el aroma era intenso, terroso y casi cítrico. Nos contó que este lugar es Patrimonio de la Humanidad desde hace años y que el incienso de aquí todavía se exporta a todo el mundo.
Hicimos una pausa en Thumrait, que honestamente parecía un pueblo que se te escapa en un parpadeo, pero el qahwah (café omaní) estaba fuerte y los dátiles dulces y pegajosos. Hay una pequeña cafetería cerca de la carretera principal donde se reúnen los locales; parecía que todos se conocían. Khalid nos habló de la antigua Ruta del Incienso, y casi podías imaginar las caravanas pasando por ahí. Luego nos dirigimos a Shisr, que él llamó “la Atlántida de las arenas”. Las ruinas no son enormes, pero parado ahí con el viento levantando pequeños remolinos de arena, es fácil entender por qué surgieron tantas leyendas. Nos contó historias sobre Ubar, cómo exploradores la buscaron durante décadas y cómo hasta la Reina de Saba supuestamente venía aquí por incienso. Tomé una foto de un cartel desgastado con escritura árabe y traducción al inglés, uno de esos detalles que solo notas cuando estás en el lugar.
Ya por la tarde llegamos al borde del Empty Quarter. La arena se extiende hasta donde alcanza la vista, sin caminos, solo huellas de neumáticos y algún escarabajo que se cruza. Khalid bajó un poco la presión de las ruedas y empezamos a saltar sobre dunas que parecían olas congeladas en el tiempo. Intenté subir una descalzo; la arena estaba tibia, no quemaba, y te hundías con cada paso. El atardecer llegó rápido, el cielo se pintó de un tono extraño entre naranja y púrpura. Khalid nos tomó fotos (es un experto capturando esos momentos espontáneos). La cena fue sencilla: pollo y cordero a la parrilla, con ese toque ahumado del fuego. Alguien pasó la shisha, y aunque no soy muy fan, bajo ese cielo lleno de estrellas se sentía perfecto. Saqué mi cama de campaña afuera en vez de dormir en la tienda. El silencio es increíble, solo se oye una brisa suave y quizás algún zorro lejano.
En el desierto el amanecer llega temprano. El sol se cuela de repente, un minuto está oscuro y al siguiente todo brilla en dorado. Khalid repartió un café fuerte (lo llamó “combustible cohete omaní”) y pan plano con miel. Nos preparamos despacio, quitándonos la arena de los zapatos. De vuelta en Salalah a media mañana, sentí que había estado fuera una semana, no solo una noche. Si después quieres hacer el tour nocturno en Salalah, créeme, primero necesitarás una buena siesta.
¡Sí, las familias son bienvenidas! Solo ten en cuenta que los bebés deben ir en el regazo de un adulto durante los traslados. La experiencia es tranquila y segura para casi todas las edades.
Lleva ropa cómoda para el calor del día y algo abrigado para la noche, una chaqueta ligera ayuda después del atardecer. Sandalias o zapatillas son ideales para caminar en las dunas. ¡No olvides tu cámara!
Por supuesto. Indícanos tus preferencias al reservar; con gusto adaptamos las comidas o evitamos la shisha si prefieres no probarla.
El tour incluye transporte privado en 4x4 con aire acondicionado, agua embotellada, refrescos, snacks, paseos por las dunas, cena (barbacoa omaní), desayuno con café, shisha (si quieres), además de tiendas y camas de campaña para dormir bajo las estrellas. Solo necesitas traer tu espíritu aventurero.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?