Si buscas aire fresco y auténtico sabor local cerca de Katmandú, esta caminata al Champadevi lo tiene todo: senderos entre bosques, vistas al valle, templos sagrados y tiempo para explorar el encanto tradicional de Kirtipur—todo organizado por tu propio guía.
La mañana temprano en Thamel siempre tiene un aire animado: las tiendas abren, el aroma del chai se escapa de las pequeñas cafeterías. Nuestro guía nos esperaba en el vestíbulo del hotel, relajado y lleno de consejos para el día que nos esperaba. Subimos a una furgoneta con aire acondicionado, serpenteando por las calles bulliciosas de Katmandú mientras la ciudad despertaba poco a poco.
El viaje hacia el sur, hasta Pharping, duró menos de una hora. Es un pueblo pequeño, más tranquilo que Katmandú, con banderas de oración ondeando sobre los tejados. Compramos agua en un puesto al borde del camino—nuestro guía lo recomendó, ya que no hay muchas tiendas una vez que empiezas a subir. El inicio del sendero no está señalizado con un cartel grande, solo un camino estrecho que se adentra en los árboles detrás de un grupo de casas.
La caminata hasta el templo Champadevi es constante pero no demasiado exigente si vas con calma. El sendero atraviesa un bosque de pinos; escucharás pájaros y a veces percibirás el aroma del incienso de los santuarios escondidos a un lado del camino. Pasamos junto a algunos lugareños que llevaban ofrendas—nuestro guía explicó que tanto hindúes como budistas vienen aquí, especialmente durante las festividades de luna llena. A 2.285 metros de altura, el aire se siente más fresco y limpio que en la ciudad.
La vista desde la cima vale cada paso. Se puede contemplar todo el valle de Katmandú—en días despejados, incluso algunos picos nevados a lo lejos. El templo en sí es sencillo pero lleno de paz; vimos a un grupo encendiendo lámparas de mantequilla mientras nuestro guía compartía historias sobre la historia de Champadevi como lugar de peregrinación. Después de empaparnos del momento (y recuperar el aliento), comenzamos el descenso por el mismo sendero boscoso.
Antes de regresar a Thamel, hicimos una parada rápida en Kirtipur—un pueblo en la ladera con calles de ladrillo antiguo y pequeñas teterías entre templos. Tiene un ambiente relajado; verás niños jugando a las canicas en escalones de piedra o escucharás a alguien tocando un sarangi cerca. Nuestro guía señaló algunos edificios medievales que habría pasado por alto por mi cuenta.
El sendero tiene tramos constantes de subida pero no es técnico—la mayoría de personas con buena forma física pueden hacerlo si mantienen un ritmo tranquilo.
¡Calzado cómodo es fundamental! También lleva agua (puedes comprar en Pharping), protección solar y quizá una chaqueta ligera para el frío en la cima.
No incluye almuerzo—lo mejor es llevar snacks o comer algo antes de salir de Thamel. Las opciones para comer en el camino son limitadas.
¡Sí! Niños desde 3 años son bienvenidos siempre que estén cómodos caminando varias horas con descansos.
Tu propio guía privado te acompaña; vehículo cómodo con aire acondicionado para recogida y regreso; traslados desde y hacia el hotel incluidos para que no tengas que preocuparte por el transporte.
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