Explorarás las mejores bodegas del Valle de Guadalupe con amigos o familia en total comodidad—piensa en una van privada, paradas flexibles y mucho buen vino y comida en el camino. Los guías locales hacen que sea fácil relajarse y disfrutar cada instante.
El aire de la mañana en Valle de Guadalupe siempre se siente un poco más fresco de lo que uno espera, especialmente si vienes de la ciudad. Nos subimos a una reluciente Mercedes Sprinter—con mucho espacio, incluso con nuestras maletas y snacks—y partimos con nuestro guía local contándonos cuáles bodegas eran las mejores para grupos como el nuestro. El camino en sí es parte del encanto; con las ventanas abajo, se percibe ese aroma terroso de los viñedos mezclado con algo dulce que viene de los puestos de frutas al borde de la carretera.
La primera parada fue una bodega familiar escondida tras filas de olivos. Puedes elegir catar los vinos en su cava subterránea—fresca y tenue, casi con eco—o afuera, donde el sol calienta la espalda y tienes una vista completa de las vides extendiéndose. La cata no tiene prisa. Nuestro guía respondió cada pregunta, incluso las más curiosas sobre las variedades de uva. Si tienes hambre, siempre hay una tabla de quesos a la mano (vale la pena probar el queso de cabra local). Los precios comienzan en $390 pesos, pero honestamente, compartir una botella entre amigos fue lo ideal.
Luego llegó la comida en un lugar al que realmente van los locales—sin adornos turísticos. El sitio lleva más de diez años y sirve platillos Baja-Med que nos sorprendieron: pulpo a la parrilla un momento, cordero cocido a fuego lento al siguiente. Siempre hay alguien riendo en otra mesa o niños corriendo con platos más grandes que sus cabezas.
Por la tarde nos dirigimos a otra bodega en una suave colina. La vista aquí es distinta—cielo abierto, encinos dispersos, y a veces se escucha música tenue desde algún lugar cercano. Si no están muy ocupados, puedes asomarte a la sala de producción y ver cómo funciona todo detrás de escena. Beber vino al aire libre mientras la brisa se levanta es algo que no olvidaré pronto.
Terminamos en un restaurante-bar con vista a más viñedos. Algunos pidieron otra ronda; otros simplemente se recostaron a ver cómo el sol se ocultaba tras las colinas. El regreso fue tranquilo—todos llenos y felices, compartiendo papas del cooler mientras intercambiaban fotos e historias del día.
¡Por supuesto! Solo avísanos tus preferencias con anticipación y adaptaremos el itinerario al gusto de tu grupo.
Sí, ¡las familias son bienvenidas! Contamos con asientos para bebés y en la mayoría de los lugares se pueden usar cochecitos.
Las catas comienzan en $390 pesos por persona, pero también puedes comprar botellas para compartir si prefieres.
Viajarás en una van Mercedes Benz Sprinter 2021—cómoda y espaciosa para hasta 18 personas. Para grupos más pequeños, puede haber disponibles vans de lujo.
Tu grupo privado cuenta con transporte ida y vuelta en una van moderna, snacks como papas, agua embotellada (natural y con gas), además de un cooler con hielo para cualquier extra que lleves.
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