Subirás a la antigua Monte Albán con un guía local, verás a los tejedores de Teotitlán del Valle convertir colores en lana, flotarás en las pozas naturales sobre los acantilados de Hierve el Agua y probarás mezcal auténtico donde se produce. Un día lleno de gente real y historias que te harán recordar Oaxaca mucho después de irte.
¿Alguna vez te has preguntado cómo se siente estar en lo alto del Valle de Oaxaca con el viento jugando con tu camisa y piedras zapotecas milenarias bajo tus pies? Así comenzó nuestro día en Monte Albán — a solo veinte minutos de la ciudad, pero parecía otro mundo. Nuestro guía, Juan, tenía esa habilidad para hacer que la historia se quedara contigo; señaló una talla que parecía casi caricaturesca y dijo que probablemente tiene mil años más que mi país. No dejaba de pensar en lo tranquilo que estaba todo allá arriba, solo se escuchaban pájaros y risas lejanas. El aire olía a polvo fresco, como lluvia sobre piedra.
Después nos fuimos a Teotitlán del Valle. El camino fue un poco rudo (casi se me cae el agua), pero de repente te rodean colores — alfombras colgadas por todos lados, mujeres hilando lana con las manos tan rápido que no podía seguirles el paso. Una mujer nos mostró cómo aplastaba cochinilla para sacar el tinte rojo. Me dejó probar a cardar la lana; lo hice fatal, pero ella solo sonrió y me enseñó otra vez. Hay algo muy especial en tocar la lana cruda, ¿sabes? Como si formaras parte de una historia muy antigua.
Almorzamos donde quisimos — Juan sugirió el mercado de Tlacolula y lo seguí. Primero llegó el olor a carne asada, luego a mole con chocolate. Elegí algo al azar porque, honestamente, no podía decidir (y todavía no sé qué fue). Después de comer de más, nos dirigimos a Hierve el Agua. El viaje es más largo — como una hora o más por colinas serpenteantes — pero cuando ves esas cascadas petrificadas… es imposible no quedarse un rato admirándolas. Los niños chapoteaban en las pozas y alguien ponía música desde su teléfono cerca. Me metí los pies; el agua estaba más fría de lo que esperaba.
La última parada fue en un lugar de mezcal fuera de la ciudad — nada lujoso, solo filas de agave y aire ahumado de los hornos. Probamos como seis tipos (perdí la cuenta). Cada uno quemaba distinto al bajar, pero dejaba un sabor herbal que se quedaba incluso cuando volvimos a subir al van. Li se rió cuando intenté decir “espadín” en español — seguro lo dije mal, pero a nadie le importó.
No esperaba sentirme tan lleno al final — no solo por la comida o el mezcal, sino por todos esos pequeños momentos que se juntaron. A veces los días de viaje se mezclan, pero este todavía lo tengo claro en la cabeza.
Es una excursión de día completo desde Oaxaca, visitando todos los lugares en una sola jornada.
No, el almuerzo no está incluido; el guía recomendará lugares como el mercado de Tlacolula para comprar comida.
Sí, hay pozas en Hierve el Agua donde se permite nadar si el clima lo permite — lleva traje de baño y toalla.
Sí, el traslado desde tu alojamiento en Oaxaca está incluido.
Sí, el tour incluye una parada en un productor artesanal de mezcal para degustar y conocer el proceso.
Sí, las entradas a Monte Albán están cubiertas en tu reserva.
Es apto para familias; los bebés pueden ir en coche o carriola y hay asientos para infantes si se necesitan.
Hierve el Agua está a unos 70 km de Oaxaca, aproximadamente una hora o más en coche según el tráfico y estado de la carretera.
Tu día incluye recogida en hotel en vehículo con aire acondicionado (sedán o SUV según tamaño del grupo), entradas a Monte Albán y Hierve el Agua, estacionamiento y combustible cubiertos durante todo el recorrido — y mucho tiempo con guías locales que compartirán historias en cada parada antes de llevarte de regreso a Oaxaca.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?