Pedalea en bici eléctrica por senderos arenosos cerca de Los Cabos, disfruta vistas al mar y llega a una playa virgen para un paseo con brisa marina. Guías locales cuentan historias sobre plantas del desierto y la vida aquí. Luego, relájate con un buffet mexicano junto al mar, con bebidas frías y degustación de tequila. No es un plan lujoso, pero sí inolvidable por el viento y las risas.
¿Alguna vez te has preguntado cómo se siente pedalear sobre la arena con solo el océano frente a ti? Así empezó nuestro día en Los Cabos — bueno, después de un viaje lleno de baches desde el pueblo, intentando ver ballenas en la costa (el conductor juraba que vio una cola, pero yo solo vi azul). El rancho estaba escondido detrás de filas de cactus polvorientos, y apenas llegamos, Marco nos entregó los cascos con una sonrisa que decía “prepárense para que el viento los tumbe”. Me enseñó a manejar la bici eléctrica — la verdad pensé que la iba a liar, pero es más fácil de lo que parece. El aire olía a sal y a salvia. Mis manos se resbalaban en el manillar por el protector solar.
La primera parte fue puro camino de tierra con piedritas que rebotaban bajo las ruedas. Nuestra guía Li nos señaló unos cactus altísimos — los llamó “cardón,” seguro lo dije mal (Li se rió de mi intento). Paramos una vez porque alguien tenía un saltamontes atrapado en el casco. De repente, aparecimos en una playa desierta que parecía no acabar nunca. La arena era más suave de lo que imaginaba; se escuchaban las olas rompiendo tan fuerte que parecía que se tragarían tu voz si gritabas. Hubo un momento en que todo quedó en silencio, salvo el zumbido de las bicis y el grito de las gaviotas — una paz extraña, pero real.
La comida estaba lista justo al lado del agua: grandes charolas con arroz y frijoles, tortillas con sabor ahumado de la parrilla, cerveza fría sudando en cubetas de metal. Nos sirvieron pequeños shots de tequila y mezcal (probé los dos — el mezcal es más ahumado). El hijo de alguien intentó brindar con agua de frutas; nadie se molestó. El sol me daba en los ojos, pero se sentía bien después de tanto pedalear. Sigo pensando en ese aire salado mezclado con olor a elote asado mientras estábamos ahí, sin hablar mucho. El regreso fue más lento, tal vez porque estábamos llenos o porque no queríamos que terminara.
El recorrido dura unas 3 horas, más el tiempo de traslado desde tu hotel.
Sí, después del paseo hay un buffet mexicano con bebidas incluido.
Sí, es necesario saber andar en bici para participar con seguridad.
Sí, el buffet mexicano ofrece platillos vegetarianos.
Se cobra una entrada al parque de $25 por persona y $15 por daños a la bici eléctrica al registrarse.
Sí, el transporte desde tu hotel está incluido antes de empezar el tour.
No, los participantes deben medir al menos 1.5 metros y cumplir con requisitos físicos.
Sí, durante la comida en la playa ofrecen degustación de tequila y mezcal.
Tu día incluye recogida en hotel en Los Cabos, todo el equipo de seguridad como casco y protecciones para tu paseo en bici eléctrica por senderos del desierto hasta una playa aislada del Pacífico, además de un buffet mexicano ilimitado con cerveza, tequila o mezcal antes de regresar en transporte con aire acondicionado.
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