Probarás tequila artesanal cerca del Lago de Chapala, comerás mariscos frescos junto al agua, navegarás en catamarán por el lago más grande de México con música, y recorrerás las calles pintorescas de Ajijic, todo con transporte desde Guadalajara y un guía local que te hace sentir parte del grupo.
Nos subimos a la van en Guadalajara puntuales, aunque medio dormidos aún. Martín, nuestro guía, tenía esa facilidad para hacerte sentir que lo conocías de toda la vida. La primera parada fue la finca de Vicente Fernández. No soy fanático de la música ranchera, pero ver los sombreros y botas alineados en la tienda fue como asomarse a la vida real de alguien. No entramos a la finca (depende del día), pero estar ahí, junto a esas puertas y escuchando a los locales platicar, puso un tono especial al día que no esperaba.
Después fuimos a la destilería de tequila cerca de Chapala. “Los Magos”, dijo Martín con una sonrisa, asegurando que su reposado “te cambiaría la forma de ver el tequila para siempre”. No sé si es verdad, pero tras un par de catas (el ahumado se quedó en mi lengua), empecé a entenderlo. El aroma dentro, dulce a agave y con un toque terroso, se me quedó pegado en la camisa toda la tarde. Aprendimos cómo tuestan las piñas en hornos antiguos; Li se rió cuando intenté decir ‘fermentación’ en español — seguro lo dije mal.
La comida fue en Mariscos del Carnal, en San Juan Cosalá, ruidosa y caótica en el mejor sentido. Los tacos de camarón estaban tan frescos que casi sabían a agua del lago (en buen plan, lo juro). Antes de subir al catamarán que nos llevó por el Lago de Chapala, nos ofrecieron bebidas de cortesía. En el barco sonaba música —cumbias clásicas y algo de pop— y el viento me levantaba el cabello. Mirar ese enorme lago, con pelícanos rozando el agua… a veces aún recuerdo esa vista cuando estoy atorado en el tráfico en casa.
Luego llegamos a Ajijic, el “Pueblo Mágico”, como lo llamó Martín, aunque dijo que apenas hace poco obtuvo ese título. Las calles empedradas estaban llenas de color: murales por todos lados, puertas vibrantes, gente saludando desde patios con sombra. Caminamos un rato; compré un helado de una señora que me llamó “joven” aunque ya me dolían las rodillas. La última parada fue Chapala, con sus malecones, vendedores de charales (pescaditos fritos) y los Voladores de Papantla girando en los postes. Era una mezcla de fiesta y calma al mismo tiempo. No compré souvenirs, pero seguro debí llevar alguna postal.
No, pero el transporte privado está incluido desde un punto de encuentro en Guadalajara.
Sí, las mascotas son bienvenidas en todas las paradas del tour.
El tour dura casi todo el día, comienza a las 11:00 am y regresa por la tarde.
La comida no está incluida, pero hay una parada grupal en Mariscos del Carnal donde puedes pedir mariscos a buen precio.
Sí, tendrás tiempo libre para explorar ambos pueblos durante el día.
Sí, incluye un paseo en catamarán por el Lago de Chapala con bebida de cortesía.
Visitarás la destilería Los Magos para una cata artesanal y aprenderás sobre métodos tradicionales de producción.
Sí, bebés y niños son bienvenidos; hay asientos para bebés si se necesitan.
Tu día incluye transporte privado desde Guadalajara (con punto de encuentro central), visitas guiadas a la tienda de la finca de Vicente Fernández (entrada sujeta a disponibilidad), cata artesanal en la destilería Los Magos, parada para comer en Mariscos del Carnal (comida aparte), paseo en catamarán por el Lago de Chapala con bebida incluida, y tiempo libre para recorrer Ajijic y Chapala antes de regresar cómodamente.
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