Conduce tu propio jeep por la jungla de Cozumel con un guía local, prueba tequila fresco en un rancho familiar, nada en las frescas cavernas del cenote Jade y relájate con un almuerzo mexicano y snorkel guiado sobre coloridos arrecifes. No es solo turismo, es sentir cada momento en la piel.
Lo primero que recuerdo es la sonrisa de nuestro guía, Armando, cuando me entregó las llaves del jeep, como si ya supiera el desastre que iba a armar en esos caminos de barro. Pensé que me pondría nervioso manejando en Cozumel, pero la verdad es que, después de cinco minutos esquivando baches y saludando a un niño que cuidaba cabras al borde del camino, se sentía como unas vacaciones de verano. El aire estaba cargado con ese olor a verde que solo encuentras en los trópicos: hojas mojadas, tierra y algo dulce que no supe identificar. En Rancho Alejandra conocimos a la Señora Lety, que nos sirvió pequeños vasos de tequila (el ahumado casi me tumba) y nos contó historias sobre los campos de agave de su familia. Había gallinas por todos lados; una intentó picotear mi cordón mientras fingía entender qué significaba “reposado”. Li se rió cuando intenté decirlo en español, seguro lo dije fatal.
Después fuimos a las playas del lado este: San Martín y El Mirador. La arena parecía casi blanca bajo el sol, pero el viento levantaba una bruma de sal que se pegaba a mis brazos. También paramos en Chen Río; Armando nos señaló un cocodrilo llamado Ancho tomando el sol cerca de la laguna (“es inofensivo… más o menos,” bromeó). Luego entramos a El Cedral, que parecía otro mundo: casas tranquilas bajo palmeras, viejos jugando cartas bajo una enorme palapa. Justo al lado hay una iglesia antigua junto a una ruina maya, una mezcla extraña de piedra y pintura desgastada que me hizo detenerme un momento. No sé por qué, pero sentí que tenía algo especial.
La parte off-road se puso intensa rápido: raíces golpeando bajo las llantas, ramas rozando el techo. Cuando por fin llegamos a las Cavernas Jade (la razón principal por la que reservé esta excursión en Cozumel), el silencio era casi absoluto salvo por los murciélagos que chillaban arriba. El agua del cenote estaba tan fría que me hizo jadear, pero tan clara que podías ver tus dedos moviéndose en el fondo. Armando nos contó que los locales lo llaman Chempita y creen que ahí viven espíritus; tal vez por eso se sentía tan tranquilo dentro de esas cuevas.
El almuerzo fue en un club de playa, con fajitas chisporroteando en platos calientes mientras nos sentábamos con arena aún entre los dedos. Luego nos dieron el equipo de snorkel (siempre olvido lo apretadas que son esas máscaras al principio) y seguimos al guía sobre el arrecife, donde peces loro nadaban entre abanicos de coral. El agua sabía a sal y limpieza; cada vez que levantaba la cabeza solo veía cielo azul por todos lados. La verdad, a veces todavía pienso en esa vista cuando el ruido de casa se vuelve demasiado.
No, la recogida es en un punto de encuentro personalizado que se coordina tras la reserva.
La experiencia completa dura varias horas incluyendo todas las paradas; el tiempo exacto depende del ritmo del grupo.
Sí, un auténtico almuerzo mexicano en un club de playa con opciones como fajitas de pollo, res o pescado.
Sí, los bebés pueden ir en el regazo de un adulto o en asientos especiales; los niños pequeños pueden usar cochecitos o carriolas.
No, no se requiere experiencia; el guía da instrucciones antes de entrar al agua y se proporciona el equipo.
El menú principal incluye fajitas de pollo, res o pescado; consulta con tu guía sobre alternativas vegetarianas al reservar.
Sí, se para en ambas playas del lado este de Cozumel para fotos y relajación.
Sí, el tour es accesible; avisa con anticipación si tienes necesidades especiales.
Tu día incluye transporte privado en jeep desde un punto central en Cozumel (con gasolina incluida), agua embotellada y refrescos durante el recorrido, degustación de tequila en Rancho Alejandra, entrada y nado en las Cavernas Jade, almuerzo mexicano en un club de playa (con opciones para todos los gustos), equipo de snorkel para explorar los arrecifes después de comer y transporte de regreso al punto de inicio.
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