Camina por los senderos milenarios de Chichen Itzá con un guía local que hace que la historia cobre vida, nada en un cenote rodeado por los sonidos de la selva, disfruta auténtica comida yucateca en el almuerzo y pasea por el colorido Valladolid sin prisas y con recogida incluida. Seguro que después seguirás pensando en ese eco o en esas calles silenciosas.
Salimos de Cancún antes del amanecer — yo todavía estaba medio dormido cuando Jorge, nuestro chofer, me alcanzó una botella de agua fría con una sonrisa como si llevara horas despierto. El camino a Chichen Itzá es largo pero nunca aburrido; poco a poco la selva se vuelve más espesa y de vez en cuando Jorge señalaba detalles curiosos — un puesto de dulces de tamarindo o un hombre en una moto equilibrando tres cajas de huevos. Cuando al fin llegamos a las ruinas, Ana, nuestra guía, empezó a contarnos historias de los mayas que hicieron que el lugar dejara de ser una simple postal para convertirse en un espacio habitado por personas reales. Nos mostró cómo al aplaudir frente a El Castillo el eco suena como el canto de un pájaro (lo probé y es cierto). El sol ya estaba fuerte, pero ese silencio raro que rodea las piedras me hizo olvidar el calor por un momento.
No esperaba tener hambre tan rápido después de recorrer Chichen Itzá, pero al llegar al Cenote Saamal ya estaba listo para comer. El buffet tenía platillos yucatecos deliciosos — llené mi plato con pollo en salsa de naranja y un arroz que tenía un sabor ahumado muy especial. También había fruta fresca, que se agradeció mucho después de caminar con tanto calor. Nadar en el cenote fue casi mágico; el agua está más fría de lo que imaginas y huele a tierra mojada, a piedra y hojas. Algunos niños locales se reían de nosotros, los turistas que gritábamos al saltar al agua. Mi toalla nunca se secó del todo después de eso.
De regreso hicimos una parada en Valladolid — solo un ratito, dijo Ana — pero yo hubiera querido quedarme más. La plaza estaba tranquila, con ese aire relajado de la tarde: viejos jugando dominó bajo los árboles, mujeres vendiendo paletas en carritos. Intenté agradecer con un “gracias” a una señora que me dio una paleta de coco; me corrigió el acento con una sonrisa amable (seguro la próxima vez seguiré fallando). No tuvimos tiempo de ver todo, pero esos edificios pastel contra el cielo nublado se quedaron en mi mente.
El tour es de día completo, incluyendo transporte desde Cancún o Riviera Maya, visitas a Chichen Itzá, al Cenote Saamal, comida y Valladolid.
Sí, el transporte es privado, con aire acondicionado y recogida y regreso al hotel exclusivo para tu grupo.
Sí, el tour incluye baño en el Cenote Saamal. Recuerda llevar traje de baño y toalla.
El buffet incluye platos tradicionales de Yucatán como pollo en salsa de naranja, lomo en salsa maya, pescado a la parrilla, ensaladas, arroz con frijoles, fruta fresca, postres y café o té.
Sí, después del recorrido guiado tendrás tiempo libre para descubrir Chichen Itzá a tu ritmo.
Se incluye agua embotellada durante todo el día; también hay un cooler con cervezas y refrescos a bordo.
Sí; los bebés y niños pequeños pueden ir en carriola o asiento especial para infantes.
Tu día incluye traslado privado con aire acondicionado y recogida en hotel solo para tu grupo; entradas a Chichen Itzá; visita guiada más tiempo libre; nado en Cenote Saamal; agua embotellada todo el día; almuerzo buffet con platillos regionales; cooler con cervezas y refrescos; y una breve parada para pasear por Valladolid antes de regresar.
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