Recorrerás el Cañón del Sumidero en lancha con guía local (incluye recogida en hotel), verás cocodrilos y monos a lo largo del río Grijalva, y luego explorarás las coloridas calles de Chiapa de Corzo probando pozol y dulces. Prepárate para risas, silencios inesperados y momentos que se quedan contigo mucho tiempo.
Confieso que casi pierdo la recogida porque leí mal la hora en el teléfono — típico en mí. Pero nuestro guía solo sonrió cuando salí corriendo del lobby en Tuxtla, con el café medio derramado, y me dijo que no me preocupara. El camino hacia el río Grijalva parecía como caer entre capas de verde; las ventanas se empañaron un momento por la lluvia de la mañana y luego se despejaron justo al llegar a esos acantilados. De verdad se elevan hasta mil metros en algunos puntos — es difícil explicar lo pequeño que te sientes hasta que estás ahí, con el motor de la lancha zumbando bajo tus pies y el agua golpeando el casco.
El paseo por el Cañón del Sumidero era lo que más esperaba de esta excursión (lo había leído en un blog hace tiempo), pero ver cocodrilos tomando el sol — de verdad, no de zoológico — fue toda una sorpresa. Nuestro guía Luis también señaló monos araña, balanceándose tan alto que tuve que entrecerrar los ojos para verlos. Hubo un momento en que todo quedó en silencio salvo el canto de los pájaros y la risa de un niño al frente de la lancha. Olía a piedra mojada y barro de río. Si vienes desde San Cristóbal o Tuxtla, es un buen rato en carretera, pero vale cada kilómetro lleno de baches.
Después paseamos por Chiapa de Corzo. Es de esos lugares donde la gente saluda a extraños solo por ser amable — un señor mayor que vendía dulces me dejó probar algo llamado “cochito” (aún no sé bien qué llevaba, pero sabía a dulce ahumado). Intenté pedir “pozol” con mi mejor español; me regalaron una sonrisa y una taza espesa de maíz con cacao que todavía recuerdo días después. Los colores aquí son intensos — bordados por todos lados, mujeres charlando afuera de las tiendas con las manos moviéndose al ritmo de la plática.
No tuvimos prisa. Luis se detenía a señalar detalles pequeños: tallados en madera en los escaparates, niños practicando pasos de baile para una fiesta del mes que viene. Me gustó que no hubo presión para comprar o apurarnos; solo tiempo para ver la vida pasar un rato antes de regresar a Tuxtla o San Cristóbal. La luz cambió al salir del pueblo — más suave, de alguna manera — y eso se quedó conmigo más que cualquier foto.
La duración total varía por el tráfico, pero considera casi todo el día incluyendo traslados desde Tuxtla o San Cristóbal.
Sí, la recogida y regreso en hotel están incluidos desde ambas ciudades si lo seleccionas al reservar.
Podrás ver cocodrilos, monos araña, garzas blancas y grises durante el paseo en lancha.
No hay comida incluida, pero tendrás tiempo en Chiapa de Corzo para probar comida local como cochito y pozol por tu cuenta.
Sí, es apto para todos porque la mayoría de las actividades son paseos tranquilos o sentados en la lancha.
Vístete según el clima; lleva protección solar y quizá un impermeable ligero por si acaso.
Tu vuelo debe llegar a más tardar a la 1 p.m., ya que el Cañón del Sumidero cierra a las 4 p.m.
No, los miradores cierran los martes, así que planea tu visita para otro día si quieres esas vistas.
Tu día incluye recogida y regreso en hotel desde Tuxtla o San Cristóbal (o incluso recogida en aeropuerto si es necesario), transporte en vehículo con aire acondicionado y guía local en español o inglés (según opción), además de un paseo en lancha compartida por el Cañón del Sumidero antes de tiempo libre para explorar las calles y sabores de Chiapa de Corzo juntos antes de regresar.
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