Si buscas una aventura de verdad—imagina rappel junto a cascadas, deslizarte por ríos salvajes, probar comida local con nuevos amigos—la Sierra Gorda te ofrece todo eso y más. Vivirás momentos fuera de lo común que la mayoría de viajeros se pierde.
Temprano en la mañana en Santiago de Querétaro, la ciudad aún despierta mientras nos encontramos con nuestro guía—Miguel, siempre con esa sonrisa relajada—ya sea en la oficina o directamente en nuestro hotel. El aroma a café flota en el aire junto con una pizca de emoción nerviosa; recuerdo revisar dos veces mi mochila para asegurarme de llevar calcetas y bloqueador solar. Tras una breve charla introductoria (las historias de Miguel sobre grupos anteriores son parte del encanto), nos subimos a la camioneta y partimos. El camino serpentea entre colinas salpicadas de nopales y flores silvestres, y pronto nos adentramos en la Sierra Gorda.
¿La primera parada? Un cañón boscoso donde puedes escuchar la cascada antes de verla. Nos preparamos para un rappel de 45 metros—honestamente, mis manos temblaban un poco al engancharme. El aire allá abajo es fresco y huele a piedra mojada y musgo. Al llegar al fondo, se siente una mezcla de alivio y asombro; la luz del sol se filtra entre los árboles y rocía el agua. El almuerzo llega justo en el momento perfecto: gorditas caseras rellenas de frijoles y nopal, disfrutadas en una mesa de picnic a la sombra mientras las cigarras zumban a nuestro alrededor.
Más tarde, nos dirigimos a Jalpan de Serra—un pueblo que parece detenido en el tiempo. La misión franciscana destaca frente a la plaza; los locales se reúnen junto a pequeñas tiendas que venden pan dulce. Caminamos hasta la presa de Jalpan mientras cae el crepúsculo, observando garzas que rozan la superficie del agua. Esa noche, me acosté temprano en una pequeña posada (te alojarás aquí o en Concá), arrullado por la música distante de alguna radio.
El segundo día comienza con el desayuno—huevos rancheros si tienes suerte—antes de ir al río para tubing. Esos grandes tubos de hule parecen algo cómicos, pero son perfectos para deslizarse por unos tres kilómetros de meandros. ¡El agua está lo suficientemente fría para despertarte al instante! A veces se ven martines pescadores volando sobre nosotros o se escuchan ranas croando desde las orillas fangosas. Hay momentos de calma flotando seguidos de estallidos de risas al pasar rápidos pequeños.
Antes del almuerzo, hay tiempo para una corta caminata hasta unas pozas turquesas escondidas tras altos pastizales. Algunos se lanzan de inmediato; otros solo mojan los pies y observan libélulas que revolotean sobre la superficie. Aquí reina la paz—solo el canto de los pájaros y el chapoteo—y, honestamente, cuesta trabajo irse cuando llega la hora de empacar para regresar.
¡Sí! Aunque algunas actividades son aventureras (como el rappel y el tubing), los guías ofrecen instrucciones claras y apoyo en todo momento. Un nivel básico de condición física es recomendable.
Ropa para caminar y nadar, zapatos resistentes que puedan mojarse, bloqueador solar, repelente de insectos, snacks personales si los necesitas—¡y no olvides tu espíritu aventurero!
Las comidas principales están incluidas durante la excursión—espera platillos tradicionales preparados frescos localmente. Avísanos con anticipación si tienes alguna necesidad dietética.
Pasarás una noche en Jalpan de Serra o Concá, en una posada o casa de huéspedes cómoda y local.
Tu lugar incluye transporte privado desde Querétaro o San Miguel de Allende, una noche de alojamiento en Jalpan o Concá, todo el equipo especializado (para tubing y rappel), apoyo profesional del guía en cada paso, además de cobertura de seguro durante toda la aventura.
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