Comienza el día dejando atrás Marrakech para respirar el aire de montaña en el valle de Imlil, compartiendo té de menta con locales antes de caminar entre cascadas y campos de cebada. Almuerzas en casa de una familia bereber y cruzas la meseta de Kik hasta el desierto de Agafay, donde un paseo en camello al atardecer te regala momentos que se quedan contigo mucho tiempo.
Lo confieso: estaba nervioso por el paseo en camello. Acabábamos de salir de Marrakech después de un té de menta, y no paraba de mirar por la ventana de la furgoneta: primero palmeras, luego las escarpadas Montañas del Atlas que se iban acercando. Nuestro conductor, Youssef, bromeaba diciendo que los camellos tenían nombres como “Michael Jackson” y “Bob Marley”. ¿Sería en serio? En fin, eso rompió el hielo. El camino a Imlil se me hizo más largo de lo que parecía en el mapa (creo que dura poco más de una hora), pero ver cómo la ciudad quedaba atrás me dio una calma extraña.
En el pueblo de Imlil conocimos a nuestro guía, Hassan. Nos sirvió más té de menta (ya empiezo a pensar que es la verdadera bebida nacional) y nos explicó que podíamos elegir una ruta corta o más larga. Optamos por una caminata de alrededor de una hora, pasando por cascadas y pequeños pueblos donde los niños saludaban desde las puertas de piedra. El aire olía a tierra mojada y nueces; en un momento Hassan se detuvo para mostrarnos las terrazas de cebada escondidas entre cerezos. Intentó enseñarme un saludo bereber, pero lo dije tan mal que se rió y me dio una palmada en el hombro.
El almuerzo fue en casa de una familia bereber en Ait Souka: pan plano recién hecho al fuego y un tagine lleno de verduras tiernas y pollo. Hubo un momento en que todos guardamos silencio, solo se oía el tintinear de las cucharas. ¿Sabes esa sensación de estar invadiendo un espacio? Aquí no fue así para nada; el niño pequeño de la familia incluso intentó enseñarme a decir “gracias” en tamazight. Después seguimos camino por la meseta de Kik, donde las ovejas cruzaban la carretera sin prisa (ojalá yo tuviera esa paciencia).
La última parte nos llevó al desierto de Agafay, que no es de dunas sino una meseta rocosa dorada con pueblos de barro dispersos y ríos secos. La luz se vuelve más suave al atardecer; todo se tiñe de un naranja pálido. El paseo en camello fue torpe al principio (realmente se mecen), pero luego se volvió casi meditativo. Terminamos tomando té de nuevo mientras el sol se escondía tras los picos del Atlas. Hassan dijo que en primavera florecen las flores silvestres, pero incluso ahora el lugar tenía su propia paz.
La excursión dura entre 9 y 10 horas, comenzando a las 8:30 am y regresando alrededor de las 6 pm.
Sí, la recogida y el regreso al hotel están incluidos en la reserva.
Sí, visitarás varios pueblos bereberes, como Imlil y Ait Souka.
Sí, se sirve un almuerzo tradicional marroquí en casa de una familia bereber.
Sí, el paseo en camello por el desierto de Agafay está incluido.
Se utiliza una furgoneta con aire acondicionado o un vehículo similar para mayor comodidad durante los traslados.
Se pueden solicitar asientos especiales para bebés; también se permiten animales de servicio.
No se recomienda para viajeros con lesiones en la columna o problemas cardiovasculares graves.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel en Marrakech, transporte en vehículo con aire acondicionado, guía experto local durante la caminata, paradas para café o té de menta (incluida una con locales), almuerzo casero con una familia bereber, paseo en camello por el desierto de Agafay y todos los impuestos locales antes de volver a Marrakech por la tarde.
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