Disfruta Prosecco en su lugar de origen cerca de Venecia, conoce a familias productoras en sus bodegas, prueba cuatro estilos acompañados de quesos y salami (o platos vegetarianos) y escucha historias mientras recorres colinas verdes. Un plan relajado y cercano que te dejará pensando en esos paisajes mucho después de volver a casa.
“¿Alguna vez has probado Prosecco directo del barril?” Riccardo sonreía mientras llegábamos a la primera bodega, con las manos aún pegajosas por la cosecha de la mañana. Se sentía el aroma a hierba recién cortada y algo dulce en el aire, tal vez flores silvestres o las mismas uvas, difícil saber. El viaje desde Venecia duró poco más de una hora, pero parecía que habíamos llegado a un lugar más tranquilo, con verdes colinas extendiéndose en todas direcciones. Éramos pocos: yo, dos amigos y la charla relajada de Riccardo llenando los silencios.
La bodega estaba fresca y olía ligeramente a levadura y piedra. Seguimos a una de las dueñas (creo que se llamaba Marta) entre filas de botellas tan ordenadas que parecía un decorado. Nos dejó probar cuatro tipos: brut, extra dry, millesimato y hasta un rosé que me sorprendió (nunca pensé que el Prosecco pudiera ser rosado). Intenté pronunciar “Glera” bien; Marta se rió y me corrigió con cariño. Llegaron platos con queso y salami, en vajilla variada — salados, cremosos, mucho mejor que lo que había probado en casa. También había opción vegetariana para mi amigo que no come carne. Nos quedamos más tiempo del previsto porque nadie tenía prisa.
Ya afuera, el sol calentaba más de lo que esperaba para primavera. Riccardo señalaba cómo las vides trepan por esas pendientes casi imposibles — me contó que todo se cosecha a mano porque las máquinas no pueden. Habló de agricultura sostenible, pero sin sermones; se notaba que le importa de verdad esta tierra. Compré una botella para llevar, aunque mi maleta ya estaba llena (valió la pena). De regreso a Venecia, alguien se quedó dormido. Yo seguía mirando esas colinas, pensando en lo tranquilo que era todo comparado con la ciudad — ¿sabes?
Las bodegas están a aproximadamente una hora en coche desde Venecia.
Sí, incluye un almuerzo ligero con queso, salami y opciones vegetarianas.
Probarás cuatro tipos: brut, extra dry, millesimato y rosé.
Sí, el transporte privado con recogida y regreso está incluido.
Un guía local llamado Riccardo, junto con los dueños de las bodegas.
Sí, hay opciones vegetarianas para el almuerzo.
Se admiten bebés y niños pequeños; se pueden llevar cochecitos.
Podrás comprar botellas directamente a los productores durante la visita.
Tu día incluye traslado privado desde y hacia Venecia (o Treviso/Conegliano), visitas guiadas a dos bodegas familiares con degustación de cuatro Proseccos cada una, guiadas por sommeliers certificados o los mismos dueños, además de un almuerzo ligero con quesos y salami o platos vegetarianos, todo en vehículo con aire acondicionado.
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