Recorre el Palacio Ducal con un guía local que revive sus historias, contempla los mosaicos dorados de la Basílica de San Marcos, cruza el Puente de los Suspiros hacia las prisiones centenarias y, si quieres, sube al Campanile para vistas panorámicas de la laguna. Momentos que se quedan contigo mucho después de salir de la Plaza de San Marcos.
“¿Sabías que Casanova escapó de aquí?” nos sonrió Marco, nuestro guía, mientras nos llevaba por los pasillos resonantes del Palacio Ducal. Ya había leído la historia, pero escucharlo de Marco—con sus manos gesticulando y su voz rebotando en el mármol—hizo que todo pareciera parte viva de esas paredes. El aire olía a humedad y frío en las antiguas cárceles; toqué una de las paredes de piedra, áspera y fresca, como si guardara siglos de secretos. Cruzar el Puente de los Suspiros fue más silencioso de lo que imaginaba—solo unos pasos y esa pequeña ventana con un pedazo de cielo azul. Intenté imaginar qué veían los presos al pasar. Me llegó un escalofrío.
La Basílica de San Marcos es simplemente… otra cosa en persona. Los mosaicos dorados reflejan cada rayo de luz—aun en días nublados—y Marco nos contó cómo cada tesela fue colocada a mano (señaló su mosaico favorito, pero yo me distraje intentando contar cuántos tonos de dorado había). El incienso flotaba en el aire y había un silencio que hacía que todos susurraran sin darse cuenta. Al principio no subimos al campanario, pero al ver esas cúpulas desde abajo, decidimos añadir la opción en el último momento. El ascensor fue rápido, pero sentí mariposas en el estómago al salir arriba—Venecia parecía una postal antigua, con tejados que se perdían en el agua brumosa. Saqué mil fotos, pero ninguna capturó lo que vi.
La experiencia de realidad virtual en la Galería de Historia fue más divertida de lo que esperaba—me reí cuando mi casco falló un segundo y Marco bromeó “¡Bienvenidos al WiFi medieval!” Parecía conocer a todo el mundo en la Plaza de San Marcos; saludó a una señora mayor que vendía postales y la llamó “ragazzo”, guiñándonos un ojo. Para entonces mis pies ya dolían (lleva calzado cómodo), pero aún quería quedarme en la plaza, viendo cómo las palomas saltaban asustadas cuando los niños corrían. Es curioso cómo un lugar puede hacerte sentir pequeño y a la vez totalmente presente.
Sí, las entradas sin colas están incluidas para ambas si eliges esas opciones.
Sí, hay opción de acceso prioritario al Campanile de San Marcos.
Sí, cruzarás el Puente de los Suspiros como parte de la visita guiada al Palacio Ducal y las antiguas prisiones.
No, este tour no incluye comidas.
Incluye audioguía o sistema de radio con auriculares para profundizar en la visita.
Se requiere ropa adecuada—no shorts ni camisetas sin mangas—para acceder a la basílica.
No, el punto de encuentro está cerca de la Plaza de San Marcos.
El tour no se recomienda para personas con lesiones de columna o problemas cardiovasculares debido a las caminatas y escaleras.
Tu día incluye entradas prioritarias sin colas al Palacio Ducal y la Basílica de San Marcos (con acceso a la terraza si eliges), entrada cruzando el Puente de los Suspiros hacia las prisiones históricas, opción para subir al Campanile con ascensor, acceso a la experiencia VR en la Galería de Historia de Venecia, audioguía o sistema con auriculares durante todo el recorrido, además de entrada a la Biblioteca Marciana (excepto domingos), Museo Arqueológico, Museo Correr en el Palacio Real—incluida la Sala Napoleón—y asistencia en los puntos de encuentro.
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