Pedalea por las plazas icónicas y callejones escondidos de Roma en una bici eléctrica Cannondale con un guía local—lanza monedas en la Fontana di Trevi, para bajo los árboles de Villa Borghese, y atraviesa ruinas antiguas y mercados animados. Ríe, sorpréndete y siente la historia tan cerca que casi la tocas.
Lo primero que me llamó la atención fue lo sorprendentemente silencioso que se sentía pasar por la Piazza Venezia en esa bici eléctrica Cannondale — uno esperaría caos, pero nuestro guía Marco simplemente nos hizo señas para tomar un callejón como si fuera suyo. El aire olía a un ligero toque de espresso y humo (es Roma), pero lo que más recuerdo es cómo la luz del sol rebotaba en el monumento al Vittoriano y todo parecía bañado en un tono dorado. Llegamos temprano a la Fontana di Trevi, justo a tiempo para escuchar el agua por encima del bullicio — Marco me dijo que tirara una moneda con la mano derecha por encima del hombro izquierdo, y lo hice, aunque no con mucha gracia.
Después, zigzagueamos hasta la Plaza de España. Había un niño comiendo un helado en las escaleras y su madre le regañaba rápido en italiano — me hizo reír porque seguro yo haría lo mismo. Las bicis eléctricas eran sorprendentemente cómodas (no soy precisamente para el Tour de Francia), y Marco no paraba de preguntar si estábamos bien. En la Piazza del Popolo nos señaló el lugar donde los peregrinos veían Roma por primera vez hace siglos. Por alguna razón eso me llegó — todos esos pasos antes que los míos, todas esas historias.
Villa Borghese fue un silencio repentino — árboles sobre nuestras cabezas, la grava crujía bajo las ruedas, y casi se te olvida que estás en una ciudad hasta que alguien pasa en patines gritando “¡Attento!”. Allí paramos a descansar, contemplando los tejados. Más tarde nos adentramos por callejones del Gueto judío, pasando por panaderías de donde salía un aroma dulce a almendra (juro que casi paro a comprar algo). En un momento se me enredó la correa del casco y Marco me ayudó a arreglarla sin hacerme sentir torpe — esos detalles se quedan contigo.
Terminamos en la Piazza del Campidoglio justo cuando empezaba a caer el atardecer, y la verdad? Ver Roma desplegada desde esa colina — a veces todavía pienso en esa vista cuando estoy atrapado en el tráfico en casa. Si quieres recorrer mucho sin prisas ni perderte entre la multitud, este tour privado en bici por Roma es casi perfecto. O tan perfecto como puede ser aquí.
El recorrido es de unos 14 km (8.5 millas) a un ritmo tranquilo.
Sí, los niños pueden unirse con asientos especiales o extensiones; los mayores de 9 años pueden usar una bici eléctrica de tamaño adecuado.
Verás la Fontana di Trevi, el Panteón, la Plaza de España, Piazza Navona, Villa Borghese y más.
No incluye comida, pero sí agua; hay paradas cerca de cafés para que puedas comprar algo si quieres.
Las rutas están pensadas para ser seguras—muchas tienen acceso limitado o nulo para vehículos, así que puedes pedalear tranquilo.
La dificultad es baja; cualquiera que sepa andar en bici podrá disfrutarlo sin problemas.
Sí, el casco es obligatorio y está incluido para todos los que participan.
No se necesitan entradas; se visitan los sitios desde afuera, salvo el parque Villa Borghese que es de acceso libre.
Tu día incluye una bici eléctrica Cannondale de primera con neumáticos antipinchazos, casco obligatorio para tu seguridad, agua en botella biodegradable para mantenerte hidratado, entrada al parque Villa Borghese (sin coste), la guía profesional local que conoce todos los atajos imprescindibles y hasta una bolsa para el manillar donde guardar tus cosas antes de volver a la ciudad a tu ritmo.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?