Recorre a pie el Gueto Judío y barrios históricos de Roma con un guía local, probando siete platos y vinos diferentes por calles llenas de historia. Ríe con alcachofas fritas, escucha relatos junto a ruinas antiguas y disfruta una cena inolvidable entre columnas teatrales. No es solo comer, es sentir cómo Roma cobra vida a tu alrededor.
Lo primero que me llamó la atención fue el aroma, una mezcla entre alcachofas fritas y pan recién horneado que se colaba por esas calles estrechas del Gueto Judío. Nuestro guía, Paolo, nos hizo señas desde el antiguo Pórtico de Octavia, sonriendo como si hubiera reconocido a viejos amigos. Antes de probar bocado, ya nos contaba las recetas de su abuela. La luz dorada iluminaba las piedras y en una panadería cercana se escuchaban risas de locales (intenté pronunciar “carciofi alla giudia” y fue un desastre, pero me dieron el visto bueno igual). La verdad, no esperaba sentirme tan en casa tan rápido.
Pasamos por Campo de’ Fiori mientras Paolo señalaba detalles curiosos, como las marcas de un incendio antiguo que aún se ven si miras bien una esquina. La excursión por esta parte de Roma fue como un viaje pausado entre siglos; un momento estás tomando vino en una trattoria diminuta y al siguiente, parado justo donde apuñalaron a Julio César (Paolo se puso dramático, hasta hizo voces). En cada parada había algo nuevo: baccalà salado, pizza bianca con textura masticable, un pastel de ricotta dulce que se pegaba a mi tenedor. No paraba de pensar en cuántas generaciones habrán disfrutado estos mismos sabores aquí.
La cena estaba escondida tras columnas derruidas cerca del Teatro de Marcelo; parecía un set de película, pero olía mucho mejor. Los platos no dejaban de llegar: pasta con el punto justo de pimienta que me hizo cosquillas en la nariz, vino local servido sin formalidades. Alguien preguntó si los romanos se cansan de tanta historia; Paolo se rió y dijo que se quejan de los turistas, pero nunca de su comida. Le creí. Terminamos tarde, paseando por la Piazza Navona bajo farolas que suavizaban todo a su alrededor.
El tour dura aproximadamente 4 horas en total.
Sí, termina con una cena abundante entre las ruinas de un antiguo teatro.
Incluye vino, cerveza y refrescos durante todo el recorrido.
No, no incluye recogida; el punto de encuentro es en el centro de Roma.
Hay opciones vegetarianas si se avisa con antelación; no se ofrecen menús sin gluten, sin lácteos ni veganos.
El tour incluye siete paradas para degustar diferentes platos.
No, solo se verá la Sinagoga desde afuera, no se visita por dentro.
Tu tarde comienza al encontrarte con tu guía experto en el centro de Roma para un tour a pie de comida y vino por el Gueto Judío y sus alrededores. Siete paradas con platos tradicionales romano-judíos y vinos locales. Terminarás con una cena generosa entre las ruinas de un teatro antiguo antes de seguir la noche por tu cuenta.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?