Camina por las calles empedradas de Alba con un guía local, prueba seis vinos tintos de Langhe (incluido Barolo) en una bodega familiar y recorre un castillo antiguo con vistas a los viñedos. Ríe durante el almuerzo, siente el aire fresco de la bodega y déjate llevar por las colinas de Piamonte.
“¡No te comas toda la crema de avellanas antes de la comida!” nos advirtió nuestro guía Marco mientras paseábamos por las calles antiguas de Alba. Quise hacerle caso, pero el aroma a frutos secos tostados que salía de aquella tiendita era irresistible. Afuera el aire estaba cálido, pero en la sombra entre torres medievales se sentía fresco. Tuvimos tiempo para explorar—las campanas de San Lorenzo sonaban mientras yo disfrutaba un espresso tan fuerte que casi me tumba. Marco nos señaló dónde los locales compran trufas en otoño. Conocía a todo el mundo; la gente saludaba o nos llamaba al pasar.
El viaje desde Milán fue más cómodo de lo que esperaba—nuestro minibús tenía aire acondicionado y grandes ventanales para admirar los interminables viñedos verdes que desfilaban. Al llegar a la bodega familiar, la hija del dueño nos recibió con una sonrisa tímida y nos llevó a la bodega subterránea. Allí hacía frío, casi húmedo, y el aroma a barricas de roble se mezclaba con un olor terroso que no supe identificar. Probamos seis vinos tintos diferentes (Barolo incluido), servidos en copas de cristal, nada que ver con esos vasitos de plástico que a veces te dan en tours. Intenté describir uno como “sedoso” y el grupo se rió—quizá vi demasiados programas de cocina en casa.
Después visitamos el Castillo de Grinzane Cavour, que parecía sacado de un cuento, encaramado sobre las colinas. La vista desde arriba era interminable—filas y filas de viñas bajo una luz suave de tarde. Dentro hay una antigua tienda de vinos que parecía un museo (pero con mejores olores). Los martes cambian esta visita por el mirador de La Morra—Marco nos dijo que es igual de bonito y menos concurrido. Compré una botella para llevar, aunque ahora me arrepiento de no haber comprado dos.
Sigo recordando el aire fresco de la bodega y el silencio por un momento, antes de que alguien bromeara con mudarse aquí por el buen vino y las comidas tranquilas. Piamonte tiene algo que se queda contigo, ¿sabes?
La duración total incluye el viaje; es un tour de día completo desde Milán.
Tendrás tiempo libre para almorzar en Alba en restaurantes locales (el almuerzo no está incluido).
Se visita excepto los martes, cuando se va al mirador de La Morra.
Se prueban seis vinos tintos diferentes de Langhe, incluido Barolo.
Sí, el traslado es en minibús privado con aire acondicionado incluido.
El tour es apto para todos los niveles, pero no se recomienda para embarazadas.
Sí, habrá tiempo para comprar crema de avellanas en Alba y vino en la bodega o tienda del castillo.
Tu día incluye traslado ida y vuelta desde Milán en minibús con aire acondicionado, tour guiado a pie por Alba con tiempo libre para explorar tiendas o almorzar, entrada al Castillo de Grinzane Cavour (o mirador de La Morra los martes) y cata de seis vinos tintos de Langhe—incluido Barolo—en una bodega familiar antes de regresar cómodo.
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