Prueba pasteles frescos en Sorrento, recorre las callejuelas coloridas de Positano hasta el mar y almuerza con vistas a las olas, todo con recogida fácil desde Nápoles y relatos locales en el camino. Momentos reales: risas por el tamaño del café, sol en la cara en Amalfi y piernas cansadas por las escaleras, pero recuerdos que quedan para siempre.
“Tienen una hora, aprovéchenla,” bromeó nuestro guía al bajarnos del minibús en Sorrento. El aire de la mañana olía a espresso y cítricos; alguien estaba pelando limones justo en la plaza principal. Me perdí por callejuelas estrechas, asomé la cabeza en una pastelería (la sfogliatella aún estaba caliente) y traté de recordar cuántas veces había visto postales de este lugar antes de estar aquí. Hay más gente de lo que imaginaba, pero eso solo le da vida.
El camino por la costa fue casi hipnótico: curvas cerradas, el azul del mar asomando entre los acantilados, ropa tendida ondeando en un balcón. Cuando llegamos a Positano, no esperaba bajar hasta el pueblo mismo (nuestro guía dijo que la mayoría de tours se lo saltan). Las escaleras son intensas; me ardían las piernas a mitad de bajada, pero al girar la esquina apareció la playa, con esas casas pastel apiladas detrás. Intenté decir “Positano” con acento italiano y Marco, nuestro conductor, solo sonrió y negó con la cabeza.
Después llegó el almuerzo: una comida ligera en una terraza colgada sobre el acantilado. Había una brisa salada que hacía que todo supiera más intenso. No recuerdo bien qué comí (¿una pasta fresca?), pero sí el sonido de los cubiertos y las risas por lo pequeños que eran los cafés comparados con los de casa. En Amalfi tuvimos tiempo para pasear a nuestro ritmo. Las escaleras de la catedral estaban llenas de gente comiendo helado o simplemente sentados mirando el mar. Compré una botellita de limoncello para mi tía, que adora todo lo que tenga limón, y me senté en un muro a ver los barcos mecerse en el puerto. A veces solo necesitas parar un rato, ¿no?
Sigo pensando en ese tramo de carretera entre pueblos, donde todo parecía cerca pero a la vez un mundo aparte. Si buscas una excursión desde Nápoles que te permita ver Sorrento, Positano y Amalfi sin prisas (bueno... salvo por las escaleras), esta es la tuya.
Tendrás aproximadamente una hora en Sorrento y otra en Positano; el tiempo libre en Amalfi depende de la opción que elijas.
Sí, la recogida y regreso al hotel o puerto están incluidos con tu reserva.
Incluye un almuerzo ligero si seleccionas esa opción al reservar; de lo contrario, el tiempo libre puede variar.
Los grupos son pequeños, con un máximo de 18 a 20 personas.
Sí, el guía local ofrece comentarios en vivo durante todo el viaje.
Tendrás alrededor de una hora libre en Sorrento y Positano; en Amalfi el tiempo varía según la opción elegida.
Vístete según el clima y para caminar; se recomiendan zapatos cómodos por las escaleras y caminos irregulares.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel o puerto en Nápoles, viaje en vehículo con aire acondicionado y comentarios en vivo del guía local, agua embotellada a bordo y, si eliges, un almuerzo ligero con vistas a la costa antes de regresar por la tarde.
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